¿Se puede 'curar' la impuntualidad?

En la mayoría de los casos, este tipo de conducta es solucionable.

Este problema puede derivar en consecuencias más graves si no se ataja en ámbitos como el laboral.
Este problema puede derivar en consecuencias más graves si no se ataja en ámbitos como el laboral.
Pixabay

Seguro que todos conocen a (o se reconocen en) alguien que, sistemáticamente, llega tarde a todas las citas y compromisos rutinarios. Para explicar esta cuestión, varios estudios han constatado que los impuntuales crónicos no perciben el tiempo de la misma manera que quienes no acostumbran a serlo.

Durante la realización de un experimento, la autora de 'No vuelvas a llegar tarde', la escritora estadounidense Diane DeLonzor, pidió a un grupo de personas que leyeran un texto y que pararan cuando consideraran que había pasado un minuto. Esta prueba constató que, mientras los más puntuales levantaron la vista a los 58 segundos, los que se reconocían a sí mismos como 'tardones' siguieron con su lectura hasta los 77.

A pesar de eso, en la mayoría de los casos, excepto en el de personas como Jim Dunbar, quien consiguió que le diagnosticaran un trastorno que le impide ser puntual porque su cerebro no es capaz de estimar cuánto tiempo transcurre desde que empieza a realizar una actividad  hasta que la termina, este tipo de conducta es solucionable.

Aunque pueda parecer, a priori, inocuo, este problema puede derivar en consecuencias más graves si no se ataja en ámbitos como el laboral. Para ponerle fin a esta costumbre y ajustarse al reloj, solo son necesarias la fuerza de voluntad y llevar a cabo una serie de cambios en los hábitos diarios.

¿Cómo puede solucionarse?

La organización es un requisito indispensable para desterrar la impuntualidad. No solo sirve estimar el tiempo que se tarda en realizar cada actividad, también es necesario constatarlo para poder calcular con un menor riesgo cuánto se necesitará realmente la próxima vez. Por otro lado, las alarmas o recordatorios, como los 'postit', son un aliado para no sufrir prisas de última hora.

Otro consejo infalible es alargar los tiempos que se consideran necesarios para realizar las distintas tareas y así contar con un margen de error que permita acudir al lugar a la hora acordada.

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