“Visibilizar la sexualidad es una forma de vivir como somos, un arma contra la discriminación”

La Asociación SOMOS LGTBI de Aragón ofrece orientación e información para hacer frente a dudas y preocupaciones sociales para el colectivo.

“Visibilizar la sexualidad es una forma de vivir como somos, un arma contra la discriminación”
“Visibilizar la sexualidad es una forma de vivir como somos, un arma contra la discriminación”

“El 75% de los alumnos homosexuales, lesbianas, bisexuales o transexuales se sienten discriminados en el instituto y tienen miedo al rechazo”, esta fue una de las conclusiones del primer informe de acoso escolar realizado por el colectivo SOMOS LGTB+ de Aragón en 2017.

Entonces, la asociación explicaba que el acoso y la exclusión, sucedían a menudo ante el desconocimiento de las familias, una situación que no resulta extraña teniendo en cuenta que la fase llamada popularmente ‘salir del armario’, no resulta siempre sencilla en el entorno de los seres queridos.

"Es un proceso casi obligatorio para la comunidad LGTBI. Desde que nacemos la sociedad nos considera heterosexuales y cisexuales (personas no trans) por lo que llega un momento en el que tenemos que decir que no somos así”, explica Alejandro Sierra, miembro de la asociación.

“Ya no es tanto el informar que somos LGTBI, sino el visibilizarnos como realmente somos, y eso es algo que, a algunas personas, les pilla de sorpresa. La visibilización es una forma de vivir como somos, sin ocultar aspectos que las personas cis-heterosexuales nunca han ocultado, ni se les ha pedido que lo hagan. Esto refuerza tu identidad, lo cual es un arma contra la discriminación que se puede llegar a vivir a diario”, prosigue.

La asociación, que abrió sus puertas el 14 de abril de 2010 “con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas LGTBI y a las personas que viven con VIH en Aragón”, ofrece actualmente un servicio de atención para personas LGTBI, familias y su entorno y, aunque las consultas son “por temas muy diversos” y “es difícil calcular una media”, Sierra indica que “el grueso de edad de las personas que acuden está entre los 20 y los 35 años”. No obstante, también hay excepciones.

“La adolescencia es un periodo complicado. Las relaciones de grupo tienen un peso importante en la vida social de la persona y un rechazo por parte del grupo puede afectar mucho. En etapas más maduras la mente está más centrada y el rechazo parece tramitarse mejor, pero hay muchas variables. Las personas mayores de 40 años han vivido la época del franquismo y la transición, en la que las realidades LGTB estaban prohibidas y perseguidas. Hay personas que tuvieron matrimonios e hijos para ocultar su identidad, y, después de tantos años viviendo una doble vida, resulta realmente complicado salir del armario”.

Esta situación puede producir un antes y un después en las relaciones con el entorno de las persona y el miedo al rechazo se une a las dudas o preocupaciones más frecuentes. “La mayoría de las consultas están relacionadas con el ámbito social: personas trans que dudan sobre cómo iniciar el tratamiento hormonal o familias cuyas hijas e hijos les han transmitido que son LGTBI y no saben cómo gestionarlo”, por ejemplo.

Este último caso genera una inseguridad recíproca: “Por desgracia no siempre se da una reacción positiva por parte de la familia y eso puede hacernos mucho daño, por ello se recomienda empezar a visibilizarnos con personas que tengamos la certeza que van a reaccionar bien para así ganar seguridad y apoyos, de forma que si hay que enfrentarse a una mala reacción, tengamos alguien a quien acudir para que nos dé apoyo. Las relaciones familiares pueden ser complicadas y es necesario que todas las partes hagan el esfuerzo de comprenderse y respetarse.  En muchos casos es un proceso lento, pero lo importante es ir avanzando hacia unas relaciones familiares sanas”.

En menor medida, añade, en el servicio de atención social reciben “consultas relacionadas con la discriminación que han sufrido personas LGTBI en su trabajo, en la calle, su comunidad de vecinos, etc”. El principal consejo para encajar el rechazo se dice rápido pero no resulta sencillo: “gestionarlo lo mejor que se pueda”. Tal y como explica Sierra, aunque “a veces un rechazo inicial acaba siendo parte del proceso de aceptación, por desgracia no siempre es así. En estos casos es vital contar con un círculo cercano de amistades o familiares que puedan proporcionar apoyo para evitar que la autoestima se vea muy afectada. Sobre todo se trata de evitar la sensación de que una persona pueda estar sola o no pueda hacer su vida como realmente es. Donde no llega la familia, pueden llegar las amistades.

Otra opción es buscar ayuda profesional, como los servicios de atención a estos casos o los servicios sociales para que medien en la familia y así ayudar a mejorar la situación. Como digo, no siempre hay un final feliz y muchas personas han tenido que dejar de lado a su familia para formar una nueva con personas con las que se sienten respetadas”.

Para Sierra, un ejemplo de lo que aún queda por hacer a nivel social en materia de derechos por las personas LGTBI es el caso de una pareja de mujeres que acudió al servicio de atención del SOMOS LGTB+ de Aragón con el siguiente problema: “iban a tener un hijo en unas pocas semanas, a través de TRHA (Técnicas de Reproducción Asistida Humana) y al no estar casadas la ley solo reconocía la condición de madre a una de ellas, la que estaba embarazada. Lo curioso es que si hubiesen sido pareja de hombre y mujer se les habría reconocido la paternidad y maternidad respectivamente. Esto es un ejemplo de lo que aún queda por hacer a nivel social en materia de derechos de las personas LGTBI”.

Este es uno de los muchos casos que han pasado por las oficinas de la asociación, desde donde tratan de orientar y ofrecer recursos para afrontar situaciones complicadas, además de brindar información sobre cómo iniciar el tratamiento hormonal, cambiar el nombre en documentos oficiales, qué hacer en caso de sufrir un delito de odio, empadronarse en Aragón, recursos para trabajar la identidad afectivo sexual en las aulas, etc. "De hecho, este trimestre ejecutaremos el programa IEDAS, de intervenciones en centros educativos en materia de diversidad afectivo sexual y familiar, e identidad de género", anuncia Sierra.

“A lo largo de estos 8 años hemos hecho una biblioteca amplia sobre todos estos aspectos, en base a las demandas que hemos ido teniendo”, concluye.

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