Heraldo del Campo

De turismo en bus por el viñedo más extremo

La Asociación para la Promoción del Enoturismo prepara varias rutas en bus con las que conocer el proceso de elaboración y adentrarse en el mudéjar o los balnearios.

Enólogo por un día, una de las actividades que ofrece la D. O. Calatayud.
Enólogo por un día, una de las actividades que ofrece la D. O. Calatayud.
Ruta del Vino de Calatayud

Mudéjar, termalismo, naturaleza, historia y mucho patrimonio. Estos son los hilos conductores que acaparan el protagonismo de la edición 2018 de los Buses del Vino, que organiza la Asociación para la Promoción del Enoturismo en Calatayud. De esta forma, hay disponibles cinco rutas al corazón patrimonial y vitivinícola de la comarca en las que se podrá visitar varias bodegas, así como los principales atractivos de las localidades, y que comenzarán el 10 de noviembre.

«Aunque el día 11 de noviembre es el Día Europeo del Enoturismo, nosotros para celebrarlo empezamos estas actividades un día antes y las acabaremos el 1 de diciembre. Lo celebramos durante casi un mes», apunta el presidente de la Denominación de Origen Calatayud, Michel Arenas. «Ofrecemos varias experiencias durante las rutas, como catas y visitas guiadas», detalla.

Así, en esta cuarta edición el encargado de abrir el calendario el sábado 10 es el mudéjar, con las visitas a las iglesias de Torralba de Ribota y Cervera de la Cañada, para pasar por la bodega Virgen de la Sierra de Villarroya. Ya por la tarde se visitan Bodegas Castillo de Maluenda y los templos de la localidad. Al día siguiente, 11 de noviembre, el turno pasa al termalismo, incluyendo un recorrido por el mirador de las Hoces del río Mesa, comida en el Balneario Sicilia de Jaraba y con parada en las Bodegas Esteban Castejón de Ibdes.

La semana siguiente, el sábado 17 de noviembre, de nuevo aparece el mudéjar, omnipresente en casi toda la comarca, esta vez con una ruta en el eje Tobed-Calatayud. Los participantes tienen incluida un itinerario que les llevará desde la iglesia de Santa María de Tobed, pasando por las Bodegas San Alejandro de Miedes, una visita al Museo de la Dolores, a la ciudad de Calatayud y al Museo de la bilbilitana Colegiata de Santa María.

Para el domingo 25 de noviembre, el punto central serán los museos. Aquí se volverá a visitar el Museo de la Dolores y el de Santa María, incluyendo paradas en Bodegas Langa y el yacimiento arqueológico de Bílbilis. El punto final lo pondrá, el sábado 1 de diciembre, el llamado bus de la naturaleza, que pasará por el Parque Natural del Monasterio de Piedra, el Balneario de Alhama y una visita a las Bodegas Castillo de Maluenda.

«Son unos paquetes turísticos de un día, en los que se unen actividades relacionadas con el vino y el patrimonio. Es una forma de acercar la riqueza de nuestro territorio por unos precios muy atractivos», apunta Arenas. El precio de las visitas es de entre 30 y 35 euros, incluyendo las comidas. Hasta ahora, la respuesta del público, según indica el responsable de la denominación, ha sido un éxito. «Se han llenado los buses y normalmente son un 50% gente de Calatayud y comarca y otro 50% de comarcas limítrofes, de Zaragoza y de más sitios».

El eje central: el viñedo extremo

‘Viñedo extremo. Vinos de altura’ es el lema de la denominación desde que en 2015 este organismo cumpliera 25 años. «Extremo y altura son dos palabras que reflejan las características principales de nuestra denominación», explica Arenas. En este sentido, detalla que «tenemos viñas a más de 1.000 metros de altura, de las más altas de España, en terrenos inclinados y pedregosos, que son difíciles de mecanizar y que demandan trabajo manual».

Además, la altitud provoca una gran oscilación térmica, haciendo que «en las noches de verano haya 8 o 9 grados y durante el día 36 o 37». Esto se traduce en «un beneficio para la calidad de la uva, principalmente de la garnacha y las viñas viejas». Según Arenas, «la bajada térmica nocturna hace que la maduración se frene, sea más lenta» y, asimismo, esto influye en que «seamos la última denominación de España en terminar de vendimiar».

Por lo que respecta al balance de la cosecha de este año, Arenas, a expensas de poder dar por acabada la vendimia durante esta semana que concluye y si el tiempo lo permite, la califica de «excelente». «Nos movemos en las fechas normales y solo quedan algunas parcelas y de variedades tardías», indica. Así las cosas, los cálculos llevan a que este 2018 se alcancen los 14 millones de kilos, cifras similares a las de 2016.

Esta cantidad es superior a la recogida en 2017, que tuvo que enfrentarse a las inclemencias del tiempo. En esta campaña, «las cepas están totalmente verdes, con muchas hojas, y por lo tanto el fruto está muy bien protegido». Y eso que algo de producción se vio afectada por «el granizo y porque heló un poco en mayo». Aún con todo, Arenas destaca que «la añada es muy buena» e indica que “la calidad de la uva es excelente, y ha estado sana durante todo el proceso».

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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