Cuando algo hace historia y marca una época, hay conservarlo. Así lo han considerado los responsables de las aragonesas Bodegas Jaime, cuyo vino Valdiñón fue uno de las referencias vinícolas más conocidas del siglo XIX, convirtiéndose ahora en la más antigua de Aragón y una de las más longevas de España, que vuelve al mercado.

Por eso, esta bodega zaragozana, ubicada en Morata de Jalón, ha recuperado este varietal de garnacha, procedente de viñas centenarias, cuya calidad ya se vio premiada con diferentes medallas, en las exposiciones más famosas de la época. De hecho, son estos mismos galardones, con forma de moneda, los que lucen en la fachada de Bodegas Jaime desde hace 150 años.

«Valdiñón es la esencia e historia de Bodegas Jaime. Teníamos que recuperarlo; era un proyecto que llevábamos en mente desde hace muchos años y ahora, por fin, lo hemos conseguido. Es un tributo a nuestra marca más longeva, que nos ha acompañado desde mediados del siglo XIX y que hemos querido rescatar en forma de vino moderno, pero sin perder su identidad», destaca responsable de Bodegas Jaime, Martín Jaime. Y explica que se trata de una garnacha 100% con seis meses en barrica, procedente de cepas centenarias plantadas en suelos pobres que están ubicados a 850 metros de altitud.

Valdiñón fue además una de las primeras marcas en utilizar la publicidad para anunciarse en los periódicos de la época -en torno a 1880 y sucesivos-, y fue fuente de inspiración para el escritor español Leopoldo Alas ‘Clarín’, quien lo nombra en su cuento Avecilla (1883) y en La Regenta (1884), una de sus obras literarias más conocidas.

Imagen del siglo XXI

El vino más emblemático de Bodegas Jaime tiene 178 años de historia, pero su imagen corresponde a cualquier referencia vinícola del siglo XXI. Y es que la familia Jaime ha querido conservar y recuperar Valdiñón, pero sin dejar de adaptar su apariencia a los nuevos tiempos.

Para ello, la bodega zaragozana ha querido darle una imagen coherente con la de su producto de mayor comercialización: Turmeon, el vermut con la primera etiqueta en movimiento del mundo y que, en tan solo tres años, ha creado cinco referencias distintas y ha triplicado sus ventas.

Sin duda alguna, la seña de identidad de la marca es su innovadora imagen y esa es la estela que han querido seguir también con Valdiñón. «El lobo de la etiqueta es una alusión al carácter de la garnacha. En la botella, sellada con un lacre, también se han incluido las tres medallas logradas en las exposiciones del siglo XIX y la referencia de cada una de ellas. Al igual que ocurrió en su día con el lanzamiento de Turmeon, podemos decir que Valdiñón es el vino con la primera etiqueta en movimiento del mundo», señala Martín Jaime.

Pero no solo la imagen de Valdiñón es acorde con los nuevos tiempos sin olvidar sus orígenes. También el propio vino. «Queríamos buscar un vino que fuera potente, que evocara a aquellos que se bebían a mediados del siglo XIX y que, sin alcanzar los 17 grados de algunos vinos de aquella época, tenga mucha fuerza. Lo más complejo ha sido encontrar las garnachas adecuadas para ello», añade el responsable de bodegas Jaime.

Desde Bodegas Jaime inciden en la importancia del relato a través del vino: «Ya no se trata solo de hacer un buen vino, sino de que también tenga historia. Es algo que valoran mucho los clientes, sobre todo de países que no tienen tradición vitivinícola», destaca Martín Jaime.

Aunque está dirigido al mercado nacional, desde Bodegas Jaime afirman tener pedidos de Valdiñón procedentes de otros países como Estados Unidos o el Reino Unido.

Año complicado

Con sus nuevos proyectos ya en el mercado, desde Bodegas Jaime prevén que 2018 va a ser año «complicado» debido al retraso de la vendimia ya que ha sido un año especialmente húmedo.

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