Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Muy bien alimentados desde el feto

El CITA está investigando sobre los efectos de una buena o mala alimentación materna sobre el desarrollo embrionario y la descendencia de la vaca nodriza.

Ejemplares de vacas nodrizas de raza Parda de Montaña.
Ejemplares de vacas nodrizas de raza Parda de Montaña.
Albina Sanz

Uno de los principales objetivos que persiguen los ganaderos de vacas nodrizas es conseguir una cría por año para garantizar la viabilidad de la explotación. Pero esta cifra, que a simple vista parece fácil de conseguir, porque el tiempo de gestación de las vacas es de 9 meses o 290 días como media, no resulta tan sencilla de lograr. Y no lo es porque son muchos factores ambientales, genéticos o relacionados con la alimentación los que frenan la consecución de este objetivo.

Esto lo saben muy bien los investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), que acaban de presentar un informe en el que se dan a conocer los efectos de la alimentación materna sobre el desarrollo embrionario y la descendencia de la vaca nodriza. Unos resultados que se presentaran en agosto en la reunión anual de la Federación Europea de Zootecnia que tendrá lugar en Dubrovnik.

«Es un estudio en el que hemos invertido mucho esfuerzo y mucho tiempo, más de 36 meses, pero hemos podido demostrar que la subnutrición materna no afecta solo a la hembra gestante, sino que también influye en el feto, y posiblemente en las células germinales del feto. Es decir, influye en tres generaciones diferentes, algo que ya se había comprobado que ocurría en el hombre gracias a un estudio pionero que se llevó a cabo hace un tiempo en Holanda y que vino a demostrar que los nietos de personas que pasaron hambruna en la Segunda Guerra Mundial tienen hoy en día mucho más riesgo de sufrir enfermedades metabólicas que otras personas que no pasaron necesidades», apunta la responsable de este proyecto Albina Sanz, investigadora de la Unidad de Producción y Sanidad Animal.

En este estudio, para el que se han servido de las vacas Pardas y Pirenaicas que el CITA tiene en la finca experimental de La Garcipollera, se insisten en la «escasa importancia» que, hasta la fecha, los ganaderos le han dado a la alimentación que recibe la vaca nodriza en el primer tercio de la gestación. «Ellos se preocupan mucho más de que estén bien alimentadas durante el último tercio de la gestación, ya que el 75% del crecimiento fetal se da en los dos últimos meses de gestación y no son conscientes de que hay que suplementar a estos animales en los primeros meses, que en muchos casos coincide además con el momento en el que están criando al ternero, lo que hace que necesiten muchos más recursos» matiza Sanz.

Según este estudio, la subnutrición en las primeras fases podría afectar a la propia hembra productiva en el momento en el que se establezca la gestación, ya que le puede costar mucho más tiempo volver a gestar, lo que repercute negativamente en el ganadero, que no obtendría los resultados esperados de una cría al año. Además, también influiría en el feto, en su desarrollo embrionario, en la posible mortalidad neonatal y desarrollo postnatal, o en la predisposición a padecer enfermedades. «Y lo más curioso de todo es que una mala alimentación de la madre puede afectar incluso a las células germinales del feto, lo que afectaría a una tercera generación», matiza la investigadora de este proyecto, subvencionado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria y apoyado por varias organizaciones de productores de vacuno (Araparda, Asapi y Aserna), así como por la cooperativa del Sobrarbe.

Transferencia de conocimiento

Otro de los retos de los investigadores que participan en este proyecto pasa por transferir todos estos conocimientos a los ganaderos, para que con las cifras encima de la mesa, se den cuenta de que según este estudio, en los sistemas extensivos, en los que a lo largo del año puede haber escasez de pasto, es fundamental que suplementen a sus vacas nodrizas para que no pierdan peso en etapas críticas como el inicio y el fin de la gestación.

«Desde el CITA organizan numerosas charlas, conferencias, jornadas, así como cursos de formación para que estos mensajes vayan calando poco a poco entre los profesionales del sector ganadero. Hace unos años, nos centramos en la necesidad de una buena alimentación en la época de la lactación y los propietarios de estos animales han destinado mucho dinero para cubrir estas necesidades alimenticias, al igual que lo hacen en el último trimestre de gestación. Ahora, una vez que terminemos de analizar los resultados, hay que convencerlos de la importancia de una buena nutrición en los estadíos más iniciales», añade Albina Sanz, quien insiste en que la raza Pirenaica es más sensible que la Parda a estos factores relacionados con la subnutrición, a pesar de que se ha adaptado muy bien a las condiciones de vida del Pirineo porque lleva ya muchos años viviendo allí.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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