Heraldo del Campo

La fruta del valle de Manubles muestra su calidad

Recientemente ha arrancado en esta zona un proyecto, de 3 años de duración, cuyo objetivo es poner en valor las propiedades diferenciales de estos frutales.

Varios recolectores ataviados con el traje regional con el que antaño se recogía la fruta.
Varios recolectores ataviados con el traje regional con el que antaño se recogía la fruta.
V. M.

En el siglo XVII, la fruta que se cultivaba en el Valle del Manubles (en la comarca de Calatayud) era ‘bocatto di cardinale’, una delicia en forma de pera, manzana o cualquier otra variedad de hueso y pepita que gozaban de gran prestigio no solo en Aragón, sino en el resto de España. Con el paso de los años, su calidad ha seguido siendo motivo de elogio entre los consumidores, pero la cantidad de kilos recogidos ha ido disminuyendo progresivamente porque en los últimos 20 años las explotaciones frutícolas de la zona han quedado reducidas a la mitad.

Para hacer frente a esta situación, y sobre todo, para poner en valor la riqueza ecológica y productiva del valle, surgió el proyecto ‘Fruta del Valle del Manubles: Calidad y Tradición’, que ha sido presentado en sociedad en Torrijo de la Cañada, con motivo de la celebración de la I Feria de la Fruta del Valle del Manubles, y que ha sido todo un éxito de convocatoria. Un proyecto que se enmarca dentro del Programa de Desarrollo Rural de Aragón 2014-2020 y que está financiado por el Gobierno de Aragón y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader).

"El objetivo fundamental de esta iniciativa pasa por poner en valor la fruta de nuestro valle y también ser un elemento de vertebración de nuestro territorio ya que en los últimos tiempos los vecinos del valle del Manubles cada vez están más preocupados por la disminución de la población en sus pueblos, lo que se ha traducido en un descenso de la producción frutícola", apunta Yolanda Gimeno, responsable del proyecto.

Estos vecinos saben del potencial de su fruta y por eso quieren que se vuelva a valorar un producto de gran calidad que, al criarse en una zona de media montaña, a casi 700 metros de altitud, tiene unas propiedades organolépticas que hacen muy especial a esta fruta.

Por este motivo, durante los próximos tres años, se desarrollarán actividades que harán hincapié en la recuperación de variedades autóctonas de fruta; la puesta en valor de los productos tradicionales del valle; la mejora de la comercialización de la producción comercial atendiendo a la diferenciación de su calidad y fomentando las relaciones directas con los consumidores; o la recuperación de la fabricación artesanal del anís de guindas, entre otros muchos proyectos.

"Antiguamente, la zona era la segunda en importancia en cuanto al número de alambiques de destilación de alcohol, que se usaban, entre otras cosas, para elaborar el anís de guinda, que ahora se ha perdido en todo Aragón. Nuestro objetivo es recuperar este árbol y para ello estamos buscando los ejemplares que han quedado, con el fin de arrancar de nuevo la producción y elaborar un licor comercializable, de calidad", matiza Gimeno.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo.

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