¡Ya picamos algo por ahí!

La rica oferta gastronómica de Zaragoza se complementa estos días con numerosos puestos a pie de calle que permiten improvisar sabrosas comidas en cualquier espacio

Junto al jamón con denominación de origen, la cocina de la Casa de Teruel ofrece variados y contundentes platos en la plaza de Aragón.
¡Ya picamos algo por ahí!
Asier Alcorta

Días de fiesta, días de convivencia en la calle, propicios para dejarse llevar y comer sobre la marcha; quien quiera, un tentempié, quien quiera en un buen restaurante. Hay de todo, para todos los gustos y para casi todos los bolsillos, aunque no falten tampoco mendigos de solidaridad en forma de calderilla. El caso es que la rica oferta gastronómica de la ciudad, que tiene que reforzar sus turnos para dar abasto, se complementa durante las fiestas con los puestos ambulantes montados a pie de calle en distintos espacios. 


La Carpa del Ternasco del grupo Pastores en la calle Moret, junto a la plaza de los Sitios, ya es todo un clásico. Además de actuaciones y otras actividades, este espacio ofrece el mejor ternasco de Aragón. Junto a las costillas a la brasa, triunfan las croquetas, las pelotas (de ternasco con borraja), los preñadicos (longaniza de ternasco envuelta en un pan), a 2 euros la tapa, y también ofrece otras variaciones como la pizzeta gratinada de boloñesa de ternasco en pan de cañada de Teruel (a 6 euros).


La Feria de Turismo, Cultura y Gastronomía en la plaza Aragón también trae lo mejor de cada casa regional, con amplias mesas para sentarse o banquetas en las barras. Galicia con el pulpo con patatas o el lacón cocido al vino; Castilla y León con sus asados y su exquisita morcilla de Burgos, aunque no la publiciten; Asturias con su fabada o con fabes con almejas, a 5 euros la ración, además de sus ricos quesos y, ¡cómo no!, con sus culines de sidra... Un bebida que tampoco podía faltar en Cantabria, con lo mejor de la tierra en forma de chuletones o alubias, y del mar, con sus famochas conservas de anchoas. 


El Hogar Extremeño tira de cuchillo con el jamón ibérico, aunque tampoco faltan lomo y otras delicias. Canarias hace emblema de la papa arrugá con mojo picón. Y Navarra tira de sus pimientos del piquillo, el bacalao al ajoarriero o los quesos de Idiazabal y Roncal. Valencia presenta su auténtica paella, que no es precisamente de marisco, sino de verduras y carne, y también luce horchata fría con fartones (bollos alargados con azúcar glaseado). En la Casa de Andalucía mandan los fritos: de pescaíto, de puntillas de calamar o de pulpitos, entre otros. A su lado, la Casa de Teruel tira también de cuchillo con el jamón de la tierra, a lo que añade ternasco, migas, embutidos, arroz o huevos rotos. Y, finalmente, el Centro Soriano se distingue por los torreznos y el picadillo (solo y también en empanadillas).


Otro espacio común es la ribera del paseo de Echegaray con la Muestra Aragonesa. Junto al Club Náutico hay un mesón con braseros gigantes de carbón vegetal donde preparan desde carnes hasta paellas, con mesas para sentarse y una larga barra. Luego hay puestos de patatas asadas, crepes saladas y dulces, ‘choripán’ o empanadas para llevar, el quiosco de vino rancio de toda la vida con los grandes muñecos baturros pisando la uva en el lagar, y un singular establecimiento de delicioso jamón asado al horno de leña de encina (a 2,50 la tapa con bebida).


Siguiendo hacia el puente de Hierro, una taberna de Aragón (con sidra en su oferta), un puesto de salchichas, el Fogón, un puesto de cervezas artesanales de Aragón y un curioso horno montado sobre un remolque y decorado como un carro que, además de pan recién hecho, ofrece por 3 euros ‘preñados’ de bacon y queso, chorizo o jamón y queso.


En el puesto de cervezas están dos fabricantes de Teruel; uno de El Pobo de la Sierra con la marca Castel (rubias y tostadas) y otro de Blesa con la marca Ordio Minero (negras y rojas). Ambas marcas se venden todo el año en tiendas especializadas como Cervezarium (en San José), Buen Gusto (en la plaza Ariño), Gastrópolis (plaza San Miguel) o La Natural (Fernando el Católico) y algunos bares como La Atarasca (iguamente en Fernando el Católico), al igual que Pirineos Bier, de Hecho, que cuenta con un estand propio en la Muestra de Artesanía Alimentaria de la plaza de Los Sitios. 


Aunque no suplan a una comida, tampoco sientan nada mal las degustaciones de quesos, embutidos u otros productos que ofrecen muchos feriantes en los Sitios o Echegaray. 


Los complejos de Interpeñas y River Sound cuentan con sus propios puestos de comida rápida y en Valdespartera está además una de las tres Oktoberfest –las otras dos son las del parque de Atracciones de Zaragoza y del palacio deCongresos de la Expo–, así como los establecimientos integrados con los feriantes, entre los que hacen furor varios de patatas asadas. Ahí también siguen las grandes tabernas clásicas con jamón, brasa y muchos otros productos, amén de puestos específicos de hamburguesas, gofres, crepes, maíz o jamón asado, sin faltar los clásicos carros de manzanas con caramelo, pulpa de coco troceada y palitos con nubes de algodón de azúcar. 


Y todavía hay más puestos dispersos por la ciudad como los de ‘El perrito bravo’ en el Casco o el de gofres en Santa Engracia. 


Por comida que no quede.