Puerta Grande para Varea, que indultó el primer novillo en la historia de la Misericordia

Supo estar a la altura del gran ganado de los Maños.

El ganadero, junto a Varea tras el indulto._JPG
El ganadero, junto a Varea tras el indulto._JPG
J. C.

Desde que saltó al ruedo, siendo recibido con aplausos por los tendidos, se vio que el tercer ejemplar de la tarde podía tener importancia. La afición se conectó sin dudarlo al bello galope de 'Quejoso', novillo de la ganadería aragonesa de Los Maños que, tras entrar bien a unos sencillos pero bien llevados lances de capote, presentó de forma definitiva sus credenciales en un tercio de varas perfectamente llevado por la cuadrilla del castellonense, que supo y pudo estar a la altura de un astado formidable.


Con el público conectado a la faena, tras el espectáculo del caballo y los 'palos', el diestro bordó el toreo al natural, con los pies quietos en el suelo y marcando los tiempos a la perfección, para acabar poniendo en pie a unos tendidos que se rindieron a la evidencia de un animal que demostró clase y bravura a partes iguales y un torero muy capaz. Después, bellas tandas de muletazos por ambos pitones, marcando bien las distancias y permitiendo el poco tiempo que el de Los Maños necesitaba para tomar aire y volver a entrar en la capa.


Cuando la faena estuvo rematada, con el novillero de Almazora a punto de tomar los aceros para acabar con él, el animal hizo un llamamiento a los tendidos demostrando que estaba muy entero, en un alarde de lo único que le faltaba por mostrar: el fondo. La afición no se lo pensó y clamó un indulto más que merecido. Era tiempo de simular la suerte suprema, antes de que novillero y ganadero se fundieran en un espeluznante abrazo que terminó de emocionar a los tendidos.


Para su segundo, con el público entregado, Varea preparó otra demostración de torería. Con la certeza de tener la Puerta Grande abierta, el matador volvió a someter a un novillo muy válido, que entró bien en la capa y dejó fabricar lances de suma belleza. Obviamente, no llegó a transmitir la importancia de su 'hermano', pero sí permitió que su verdugo, que terminó con él de un buen estoconazo, pudiera culminar una tarde que tardará mucho tiempo en olvidar. Nueva oreja muy reclamada por el vibrante público zaragozano.


Puerta Grande con mayúsculas, en los prolegómenos del 250 aniversario de una plaza que jamás había presenciado el indulto de un novillo.