Isiegas corta una oreja en la brava y exigente novillada de los Maños

El zaragozano destacó por su toreo al natural. Pablo Aguado y Adrien Salen tuvieron una actuación discreta.

Isiegas sale de la cara del toro.
Isiegas sale de la cara del toro.
Aránzazu Navarro

La Feria del Pilar se abrió este sábado con una brava y bien presentada -aunque desigual- novillada de los Maños. Jorge Isiegas se erigió como gran triunfador, al obtener el único trofeo de la tarde. El zaragozano empezó nervioso, pero, poco a poco, fue haciéndose a las animosas embestidas de 'Quejoso', que hizo de tercero de la tarde. Tardó en bajar la mano derecha, y mejoró al soltarse al natural. Se cruzó y toreó templado, rematando bien con el de pecho. Mató de estocada completa, aunque delantera y caída, y el presidente le negó la oreja. Acertó Bentué.


También después, al concedérsela tras una faena de similares características. Isiegas volvió a tardar en probar las embestidas por bajo de 'Piedrabonito'. Y cuando lo hizo, nuevamente expuesto y asentado en la zurda, le faltó provocar la repitición del enclasado novillo de los Marcuello. Dibujó pases largos, sentidos y profundos. Pero de uno en uno. Sin dejarle la muleta en la cara. Con ligazón estaríamos hablando de lío importante. Introdujo media estocada atravesada, y paseó una oreja merecida.


Pablo Aguado abrió plaza con 'Fandanguero'. Toreó con gusto a la verónica, y después no llegó a acoplarse al que, sin ir sobrado de fuerza, fue el mejor novillo del encierro. El sevillano mostró más formas que dominio. No tuvo mando. Lo mejor lo propuso al natural. Clavó una estocada pelín trasera, y los errores con el descabello alejaron -si es que la había- cualquier posibilidad de premio.


En su segunda oportunidad le tocó medirse a 'Secretario', un torete. 535 kilogramos de peso y alegres arreones. Como el que llevó a Alvaro López 'Azuquita' a la enfermería. El banderillero tropezó y recibió un varetezo en el suelo sin mayores consecuencias. Su paso por la enfermería fue preventivo. Minutos después, Aguado fue quien dio el susto. Quedó en el suelo a merced de su contrincante, que, afortunamente no llegó a encelarse. El cuajado torero se repuso para acabar cediendo hacia las tablas. Allí puso una estocada trasera y tendida. No fue su día.


Mucho menos el de Adrien Salenc. Al francés se le fueron dos ejemplares tan válidos como exigentes. Al primero, 'Tostadino', lo toreó despegado; fuera de cacho. Así no hay un dios que embista. Lo más acertado fue la estocada completa, antes de que prosiguieran las vulgaridades. Se equivocó el presidente, cambiando el tercio cuando solo se le había dado un puyazo a 'Beduino', y Salenc aburrió a este último entre banderazos sin alma. Tarde era ya cuando descubrió que el pitón bueno era el izquierdo. Por ahí propuso lo más potable de su paso por Zaragoza. Escuchó un aviso antes de pinchar cuatro veces y usar el descabello.

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