Una huella 4D, el tiempo asociado al movimiento

Miles de huellas de dinosaurio son conocidas en el mundo. Sin embargo, aquellas que presentan con cierta claridad la dinámica de la pisada de los dinosaurios productores son realmente excepcionales. El megayacimiento del Barremiense de Teruel se presenta como el lugar ideal para el hallazgo de los fósiles que nos lo pueden mostrar con claridad: las huellas 4D.

Hace unos 125 millones de años. En el año 2013, varios científicos de la Fundación Dinópolis presentamos en unas jornadas de la Sociedad Española de Paleontología el megayacimiento de huellas del Barremiense de Teruel. El Barremiense es una edad geológica, que abarca desde hace 130 a 125 millones de años, cuyos sedimentos afloran en numerosos municipios del sur de Aragón, como Alcalá de la Selva, Aliaga, Allepuz, Cedrillas, El Castellar, Galve, Miravete de la Sierra y Mora de Rubielos, entre otros.


Las extensas llanuras fangosas que conformaban el paisaje de aquella época actuaron como una perfecta máquina de modelar las pisadas de los dinosaurios existentes en esos ecosistemas del Cretácico. El barro tenía suficiente consistencia como para evitar el colapso de las paredes de las huellas tras el movimiento de los pies de los animales. Unas peculiares características (semejantes a las del barro de modelar de los alfareros) favorecieron la conservación de las impresiones de la piel y las estrías o ‘arañazos’ generados a la entrada y salida de las patas por este sustrato fangoso. Las huellas fueron cubiertas rápidamente por arenas finas, igual que rellenamos en repostería los moldes de una magdalena. Unos 125 millones de años más tarde, las icnitas, en forma de rellenos de hasta 70 cm de profundidad, se sitúan en la base de múltiples estratos de areniscas dispuestos en una misma sección vertical. Ello indica que el proceso de formación de estas excepcionales icnitas no fue un acontecimiento geológico aislado, sino que se dio varias veces a lo largo del Barremiense.


Las huellas cuatridimensionales


Las icnitas, o huellas fósiles, que revelan la trayectoria del pie del dinosaurio que las dejó dentro del sedimento a través de las marcas de la piel o de las uñas que posee, evidencian que para la formación de la pisada se ha requerido un tiempo (la cuarta dimensión). Por lo tanto, permiten la contemplación de un nuevo concepto terminológico en la asignación de las huellas de dinosaurios: huellas cuatridimensionales. Algunas de las más espectaculares por su preservación proceden de un afloramiento de Alcalá de la Selva en el que se han inventariado 30 huellas con impresiones o estrías de la piel.