Broto invita al optimismo en el Pablo Serrano con su “mundo paralelo” brillante y luminoso

El pintor zaragozano reúne por primera vez 23 de sus obras en gran formato, creadas entre 2005 y 2014, bajo el título ‘Color vivo'.

Tríptico 'L. I. F.' (libertad, igualdad y fraternidad) de 2009, de seis por tres metros, que es la obra de mayor tamaño de la exposición
Tríptico 'L. I. F.' (libertad, igualdad y fraternidad) de 2009, de seis por tres metros, que es la obra de mayor tamaño de la exposición
Guillermo Mestre

Después de nueve años, el pintor José Manuel Broto (Zaragoza, 1949) se reencuentra con el público de su tierra en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC) Pablo Serrano de la capital aragonesa con 23 obras de gran formato, creadas entre 2005 y 2014, y que se exhiben por primera vez juntas en la exposición ‘Color vivo’. Hasta el próximo 21 de junio cuelgan en las paredes de la cuarta planta del museo.


Un color que, cuenta el propio artista, "es un impulso vital que me da energía y me ayuda a vivir mejor". Lo derrocha en sus cuadros abstractos "optimistas", a través de los cuales nos presenta "un mundo paralelo en el que hay más brillo y luz que en el que estamos acostumbrados a vivir". Esta muestra es una continuación de la que Broto realizó en la Lonja de Zaragoza en 2006 y con ella el Gobierno aragonés paga la deuda que tenía pendiente con el creador de dedicarle una gran exposición desde que en 2003 obtuvo el Premio Aragón Goya.


Quienes le conocen saben que José Manuel Broto no es demasiado amigo de explicar con palabras su trabajo. "Me hice pintor para no tener que hablar, pero creo que no lo he conseguido", confesó y bromeó ayer en la presentación de su propuesta. "Hablar de pintura siempre es difícil y más si es de abstracción, porque se tiende a hacer analogías. Es una experiencia visual y lo mejor es pasar y ver".Andar delante de los lienzos

‘Un mar’, un cuadro de 2005 que es el más antiguo del recorrido, recibe al visitante en la entrada de la sala. En él, sobre un fondo radicalmente negro, los colores dibujan olas. Justo antes de entrar a la estancia, la mirada recala irremediablemente en una de las piezas de la serie ‘Secos arabescos’ (2013), fruto, dice el propio autor, de su "mirada más desprejuiciada". ¿Por qué pinta estos lienzos de gran tamaño? "Estoy más cómodo, me resulta más difícil hacerlo en cuadros pequeños. Me gusta esa sensación de que para verlos hay que andar delante de ellos, es una sensación casi oceánica", contesta. El más grande es de tres por seis metros.


"‘Color vivo’ refleja la transición de Broto desde su oscuridad de los años 70 a la luz, a esa explosión de color y señales de gran optimismo", resumió la comisaria de la muestra, Dolores Durán. Todos los cuadros son acrílico sobre tela.


Entre 2005 y 2010 nos encontramos con "pinturas en las que convive el rigor de las composiciones geométricas con el desorden que provoca el gesto del gran brochazo", explicó Durán. En este apartado destaca el tríptico ‘L. I. F.’, epígrafe que responde a libertad, igualdad y fraternidad. En él se divisan los colores de las banderas española y francesa a modo de reconciliación. Esta paradoja deja paso a la pintura "reposada, armónica, de colores suaves y delicadas transparencias" de la serie ‘El color del hielo’ (2011). "Una contradicción, porque el hielo no tiene color, pero tiene gracia", apostilló Broto sobre el título.


Tras estos cuadros "pacíficos y meditativos", como los califica el artista, aparecen los trazos zigzagueantes y nerviosos en los que está presente la idea del miedo al vacío. "Son estructuras vibrantes sin fin, jadeantes, incluso inquietantes, que ocupan todo el lienzo’", las describe Durán. Aquí se enmarca la serie ‘Secos arabescos’ (2013) y los dos cuadros denominados ‘E. G.’, que hacen referencia a El Greco y que creó para un homenaje.


"Es uno de los nuestros, nunca ha dejado de ser un aragonés ejerciente y, además, ilustre", alabó sobre Broto el director general de Cultura de la DGA, Javier Callizo.