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¿Por qué 2024 es un año bisiesto? No es tan sencillo como crees

2024 es raro, un año bisiesto, pero ¿sabes a qué se debe la anomalía de los años bisiestos? ¿Estás seguro de saber cómo se determinan?

Una imagen con velocidad de obturación lenta muestra a varios jóvenes formando ‘2024’ con pequeñas bengalas durante las celebraciones del Año Nuevo en Colombo, Sri Lanka.
Una imagen con velocidad de obturación lenta muestra a varios jóvenes formando ‘2024’ con pequeñas bengalas durante las celebraciones del Año Nuevo en Colombo, Sri Lanka.
Chamila Karunarathne / EFE

Ha comenzado 2024. Y como todo año que se puede dividir por 4, se trata de un año bisiesto, es decir, tiene 366 días en lugar de 365. ¿Pero, es esto que acabo de decir verdad? Pues en realidad no, pues a pesar de lo que muchos puedan pensar, existen años que son múltiplos de 4 –se pueden dividir por 4–, pero no son bisiestos. ¿Qué?... He vivido engañado toda mi vida.

Para explicar este chocante fenómeno debemos definir lo que es un año o año trópico. El año trópico se define como el tiempo que tarda la Tierra en dar un giro completo –de 360º– alrededor del Sol. Así, un año trópico dura aproximadamente 365,2421891… días.

El hecho de que un giro completo de la Tierra alrededor del Sol no coincida con un número natural de días es lo que hace necesario introducir cada cierto tiempo un día más al año para corregir el desfase producido por los decimales.

Los romanos habían estimado como 365,25 días la duración del año trópico, un valor muy similar al calculado actualmente. Por lo tanto, el calendario Juliano –implantado en todo el imperio romano en el año 46 a.C.– determinaba que los años debían tener 365 días y que cada cuatro años había que añadir un día extra, para corregir el defecto de ese 0,25 extra.

Sin embargo, si bien la estimación del año trópico de los romanos era muy buena, producía un desfase de unos once minutos al año. Debido a este desfase hubo que reformar el calendario Juliano y así fue como, en 1582, nació el calendario Gregoriano, que es el que usamos actualmente.

La primera medida que se adoptó fue drástica. Para corregir el error que se había ido acumulando todos esos años anteriores había que adelantar el calendario 10 días. Por lo tanto, el día siguiente al 4 de octubre de 1582 fue el 15 de octubre de 1582.

La segunda medida iba destinada a que este desfase no se volviera a producir y para ello había que reducir el número de años bisiestos. Por ello, actualmente se consideran bisiestos todos los años que son divisibles por 4 salvo aquellos que, a su vez, son divisibles por 100 es decir que terminan en 00.

Pero, un momento…, el año 2000 fue bisiesto, que me acuerdo yo. Pues sí, porque en el calendario Gregoriano se añadió una condición más y es que los años que acaban en 00 no son bisiestos, salvo aquellos que se puedan dividir entre 400, que sí lo son. Por todo esto, los años 1700, 1800 y 1900, si bien se pueden dividir entre 4, no fueron bisiestos, mientras que el año 2000 sí lo fue, ya que se puede dividir por 400.

Todas estas medidas extra hacen que cada 400 años tengamos 97 bisiestos en lugar de los 100 que tenía el calendario Juliano. Esto da lugar a que cada año tenga una duración media de 365 + 97/400 días, es decir, con la reforma del calendario Gregoriano, la duración del año medio es de 365,2425 días, lo cual se acerca mucho más al valor real (365,2421891… días) que el valor medio del calendario Juliano que era de 365,25 días.

Dicho todo esto, sí que existen años divisibles por 4 pero no bisiestos. El próximo será el 2100.

Víctor M. Manero profesor de la Universidad de Zaragoza y miembro de la comisión de divulgación de la Real Sociedad Matemática Española

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