Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Congreso de Comunicación Social de la Ciencia

La unión hace la ciencia: profesionales de la divulgación, dispuestos a llegar más lejos

Ciencia ciudadana, inclusión y diversidad, investigación y comunicación, entretenimiento y espectáculo, ejes de la comunicación social de la ciencia.

Foto de familia del Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada
Foto de familia del Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada
Javier Martín Ruiz

Un congreso que se celebra cada dos años y que reúne, en tan solo tres días, los trabajos y las reflexiones de toda la comunidad de profesionales que nos dedicamos a comunicar la ciencia a la sociedad es, por definición y estructura, inabarcable. Pero, como dijo en la clausura Marcos Pérez, recién elegido presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica, es también "como un puzle, y cada uno de nosotros nos llevamos a casa algunas de esas piezas. Lo bonito no es terminar la imagen del puzle, sino crear cada uno el nuestro".

Del 25 al 27 de octubre, 450 periodistas, investigadores, divulgadores y gestores se dieron cita en el Parque de las Ciencias de Granada en la novena edición del Congreso de Comunicación Social de la Ciencia.

De nuevo en la misma ciudad que vio nacer, hace 24 años, la primera edición de estos encuentros, hubo ocasión para reconocer cómo aquel primer congreso de 1999 impulsó la consolidación de la comunicación social de la ciencia en España, pero también para constatar el crecimiento experimentado, en un camino de éxito en el que comunicar la ciencia a la sociedad ha ganado en relevancia, diversidad de enfoques y formatos y también profundidad en la misión de resultar cada vez más útiles.

Buena prueba de ello son los retos y oportunidades que funcionaron como eje de las mesas redondas plenarias: ciencia ciudadana, inclusión y diversidad, colaboración entre la investigación en comunicación de la ciencia y la práctica profesional y, finalmente, entretenimiento y espectáculo científico.

Espectáculo Im=Pr(0)! 'Un viaje de ida a las estrellas'
Espectáculo Im=Pr(0)! 'Un viaje de ida a las estrellas'
Javier Martín Ruiz

Ciencia, tecnología y humanidades

Bajo el lema ‘La unión hace la ciencia’, se abría un congreso que hermanó ciencia y humanidades en la conferencia inaugural, ofrecida por Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y titulada ‘Comunicar ciencia en español’. Una lengua que debemos conseguir que "no solo sea la lengua de Cervantes, sino la lengua de la ciencia y la tecnología –afirmó–. El prestigio del español depende de su vigencia en estos ámbitos".

Luis García Montero: "La ciencia no pertenece a una élite social, es una base esencial de la convivencia"

El poeta granadino habló de que "el intercambio de conocimiento no ha de darse solo entre especialistas, sino con la gente", puesto que "la ciencia no pertenece a una élite social, es una base esencial de la convivencia". Para hacer realidad esa comunicación, esa conversación con la sociedad, él mismo, como poeta, eligió la senda de Antonio Machado: "Soy un poeta cívico, prefiero utilizar el lenguaje de todos antes que inventar palabras y hablar para otros poetas". Bien podríamos cambiar la palabra ‘poeta’ por ‘divulgador’.

García Montero abogó por que bajo la palabra cultura convivan la ciencia, la tecnología y las humanidades, "porque somos nosotros lo que está en juego, en el conocimiento descansa la ilusión de una sociedad que respete los derechos humanos". Y, más allá, con ecos de García Lorca, declaró que "la dignidad del ser humano no puede permitir que la ciencia y la tecnología estén en manos de un enjambre de monedas furiosas".

Con esa idea de unión como telón de fondo, "unión de quienes ejercen la comunicación científica desde cualquiera de sus ámbitos (medios, instituciones, redes…) y de quienes contribuyen a la transferencia del conocimiento a través de la educación, el arte y, por supuesto, la investigación, con y para la ciudadanía", explicaba la organización, más de 200 comunicaciones y trabajos fueron presentados en las sesiones paralelas. Esta cita profesional estuvo coorganizada por la Asociación Española de Comunicación Científica (AEC2), los integrantes de Granada Ciudad de la Ciencia y la Innovación (Ayuntamiento de Granada, la Universidad de Granada, los cinco centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de la ciudad y la Junta de Andalucía (a través del Parque de las Ciencias, el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud y la Fundación Descubre) y que ha contado con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología, la Organización de Estados Iberoamericanos y The Conversation.

El músico Antonio Arias ofrece una comunicación en el Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada.
El músico Antonio Arias ofrece una comunicación en el Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada.
Javier Martín Ruiz

En una de las sesiones paralelas, el músico Antonio Arias hablaba, antes de coger su guitarra y cantar el icónico ‘Hola Tierra’, de cómo "el artista cree que, con el arte, se pueden acariciar las teorías más complejas". Un ejemplo, en vivo y en directo, de esa tercera cultura que, en este caso, recogió la colección de poemas de Al Worden, comandante de la misión Apolo 15, sobre la experiencia de su viaje a la Luna y regreso a la Tierra. Traducido al español, el poemario se convirtió después en un disco-libro bilingüe que sonó en directo en la sede central del CSIC y bajo el telescopio de 3,5 m del Observatorio de Calar Alto.

¿Llegamos a todo el mundo?

Simple y claramente, por justicia social, la comunicación de la ciencia debe llegar a todo el mundo. ¿El primer paso? Ser conscientes de que hay personas que quedan excluidas de muchas actividades de divulgación. Por mil y una razones: diversidad funcional, edad, renta, el lugar en el que viven... La mesa redonda sobre ‘Inclusión y diversidad’ y un buen puñado de comunicaciones paralelas se centraron en este reto.

Enrique Pérez extendió la idea de ese ‘llegar a todo el mundo’: "Significa que reciban la misma información, con igualdad de oportunidades". Sabe de qué habla. Él es ciego, astrónomo en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) y creador de Astroaccesible, un proyecto de astronomía inclusiva que pone al alcance de personas ciegas y de baja visión conceptos y descripciones de la naturaleza del universo que son comprensibles mucho más allá de su percepción visual. Sus maquetas permiten tocar el cielo.

Desde Prisma Ciencia (Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación), Simón Perera señaló que "cuando pensamos en inclusión, no podemos pensar solo en la inclusión que nos importa a cada uno", ya que la inclusión "va junto con la igualdad, la diversidad y la accesibilidad". Tras indicar que "ni las mujeres ni los miembros del colectivo LGTBI somos excepciones, no somos colectivos minoritarios sino minorizados", se preguntó si, al divulgar, contamos con las personas migrantes o recluidas en prisiones o habitantes de la hiperruralidad. "La comunicación de la ciencia puede ser excluyente, elitista, respecto a estas personas", afirmó.

Native Scientist es un programa presente en nueve países, entre ellos Reino Unido, Portugal y Francia, y 27 ciudades de Europa. Una de sus fundadoras, Joana Moscoso, contó su origen, cuando, después de haber salido del Portugal más rural, donde nada era favorable a su voluntad de ser microbióloga, "mientras hacía mi doctorado en el Imperial College de Londres, quise ir a las escuelas para hablar con niñas y niños migrantes portugueses y que no sintieran la barrera que yo sentí". Hoy, este programa, que conecta migración cualificada con alumnado inmigrante con un riesgo de fracaso escolar multiplicado por dos, es todo un éxito. ¿Su secreto? Hacer acciones sobre el terreno, poco a poco, "porque aprendemos haciendo", con el ánimo de que "siempre podemos ser más inclusivos, llegar a más personas y mejor".

Nadie dijo que fuera fácil, pero es posible. La moderadora de la mesa, la periodista Susana Escudero, se preguntó si hasta en los proyectos de inclusión hay, también, excluidos. Recordando que las personas con trastorno del espectro autista que se apoyan en pictogramas tal vez no puedan disfrutar de una actividad diseñada precisamente para quienes no pueden ver. Enrique Pérez propuso "ser flexibles", adaptarse, sobre todo emocionalmente, con empatía, a cada circunstancia y a cada momento. Por su parte, Joana Moscoso, concluyó que, en realidad, no hay un público general, sino muchos individuos.

Una gran noticia es que comprobamos que cuando se incorpora un enfoque inclusivo, toda actividad mejora. En términos generales. A la pregunta de partida, ¿llegamos a todo el mundo?, ya tenemos respuesta: "Ahora ya se sabe que podemos hacerlo, solo es una cuestión de compromiso".

Dominique Brossard, investigadora de la Universidad de Wisconsin-Madison, durante su intervención.
Dominique Brossard, investigadora de la Universidad de Wisconsin-Madison, durante su intervención.
Javier Martín Ruiz

Lo que está por venir

La propia comunicación de la ciencia también es objeto de estudio y una gran referente de la investigación en este ámbito, Dominique Brossard, llegó hasta Granada para desvelar los retos y oportunidades que se vislumbran en el horizonte de la comunicación científica.

Dominique Brossard: "Es un mito pensar que con más información, explicando la ciencia que hay detrás, se conseguirá que la gente desinformada cambie de actitud y comportamiento"

La investigadora de la Universidad de Wisconsin-Madison explicó que, al estudiar cómo responde el público ante el cambio climático se ve que "el conocimiento no es siempre lo más importante". Es "un mito pensar que con más información, explicando la ciencia que hay detrás, se conseguirá que la gente desinformada cambie de actitud y comportamiento". Detrás de la polarización a este respecto puede haber otras razones de mayor peso, como el contexto sociopolítico y cultural, no tanto porque no entiendan la ciencia que explica el cambio climático. Y también porque, con frecuencia, "no usamos el conocimiento para tomar decisiones, sino atajos mentales".

Brossard incidió en la necesidad de tener en cuenta a todos los públicos, y "hay gente a la que no le gusta recibir mucha información, sino que quieren lo mínimo para poder actuar y decidir". Se les llama ‘low information publics’.

Para hacer una mejor comunicación científica, animó a tener en cuenta las creencias y valores de las personas. "No solo se trata de la ciencia, sino del contexto, de la historia, de cómo se plantean las respuestas. La emoción es clave en la comunicación de la ciencia". Y las redes sociales sirven para identificar los contextos donde se ofrece la información y qué personas son ‘influencers’ para llegar a cada audiencia.

En su opinión, no hemos resuelto "que el público entienda que la ciencia se mueve rápido, añadiendo nuevos datos y también nuevas incertidumbres". Ante esto, es necesario tender puentes de contacto rápido con las personas que hacen ciencia y también dejar atrás los debates monolíticos, de buenos y malos, "las problemáticas son más complejas y se necesitan aproximaciones interdisciplinares para afrontar las grandes preguntas de la sociedad".

De cara al futuro, cree que el enfoque clásico de déficit de información por parte de la sociedad debería dar paso a la participación pública, "escuchar a la comunidad y ver qué nos dice". Y esta base comunitaria, de participación, ha de llegar también a asuntos tan desafiantes como la inteligencia artificial (IA): "Es necesario que los investigadores y profesionales de la comunicación formen parte del debate sobre sus usos, amenazas y oportunidades de forma que la IA sea de utilidad y repercuta en el bien de la sociedad". La IA es una gran oportunidad para la comunicación científica, pero también un gran desafío por sus implicaciones éticas, legales y sociales, "no podemos permitir que el despliegue de la IA esté controlado ni solo por expertos ni solo por empresas".

Ernesto Páramo: "Esto que hacemos quienes divulgamos la ciencia no es un lujo, sino un mandato constitucional"

Un mandato constitucional

Esto que hacemos quienes divulgamos la ciencia "no es un lujo, sino un mandato constitucional". Así lo expresó en la apertura del Congreso de Comunicación Social de la Ciencia Ernesto Páramo, fundador del Parque de las Ciencias de Granada, un lugar donde siempre está presente, y aún más especialmente el Día de la Constitución, su artículo 44, que establece que "los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura" así como "la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general". Este principio ha guiado, desde su creación en 1995, la evolución de este centro de divulgación de la ciencia que hoy dirige el aragonés Luis Alcalá.

"Hoy, seguimos necesitando herramientas para defender la importancia de la cultura científica en una sociedad democrática", aseguró Páramo. Poco antes, Inma Aguilar, directora de Fecyt (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), había defendido "el derecho humano a la ciencia, a conocer la ciencia para poder usar ese conocimiento en la toma de decisiones". De ahí la importancia de trabajar en favor de esa transferencia de conocimiento a través del asesoramiento científico, el periodismo científico o el fomento de la cultura científica.

-Ir al suplemento Tercer Milenio

Apúntate y recibe cada semana en tu correo la newsletter de ciencia

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión