Estanterías medio vacías y una sensación de tristeza general invadía a los clientes que compraban los últimos juguetes a mitad de precio. La última tienda física que la juguetera aragonesa Imaginarium tiene en Zaragoza cierra sus puertas este viernes 15 de septiembre. Tras más de treinta años, la firma baja la persiana y durante unos días ha rebajado todos sus artículos al 50%. A principios de agosto, Federico Carrillo, director general de la empresa hablaba con tristeza a Heraldo de la liquidación de la compañía: "No lo logramos, pero estuvimos muy cerca". Así resumía la imposibilidad de llegar a un acuerdo con los bancos.

La empresa que llegó a contar con más de 400 tiendas por toda España cierra sus dos puertas de distintas alturas del local ubicado en la calle de León XIII de Zaragoza, aunque el espacio de venta 'online' continúa. A la despedida de la tienda en Zaragoza se podría sumar la de su otro local en propiedad en La Coruña, donde también se están aplicando fuertes descuentos. Mientras, las cinco franquicias que quedan en España resisten abiertas a la espera de lo que pueda pasar con la marca.

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Los juguetes educativos de Imaginarium conquistaron a niños (y padres) de toda España y del extranjero. Las puertas grandes y pequeñas de sus establecimientos fueron más que el símbolo del protagonismo que tenían en esos espacios de ensueño niños y niñas que no eran atendidos por dependientes o dependientas, sino por ‘juególogos’. Imaginarium nació en 1992 en Zaragoza con el impulso, ilusión e incluso descaro del emprendedor aragonés Félix Tena. La empresa que sedujo a muchos que hoy son veinteañeros y treintañeros, como la actriz Elena Rivera (Karina en ‘Cuéntame’). Otra época. Han pasado unos años, pero no tantos. El 21 de mayo de 2003, Imaginarium presentaba sus instalaciones de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza) en un acto en el que el entonces presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, comparaba a Félix Tena con Ramón y Cajal, Goya, Gracián y Buñuel. En aquel momento Imaginarium empleaba a 1.500 trabajadores y proyectaba una nueva etapa para contar con 400 tiendas en 2006 en todo el mundo.

Después llegó la crisis económica en 2008, que a Imaginairum impactó más violentamente años después, y la empresa acusó problemas de gestión, falta de adaptación a una nueva realidad y errores en algunos países de expansión que fueron determinantes a la larga en su desplome. En 2014, las naves de Plaza se vendieron por 10,7 millones de euros a Merlín Properties. En 2017 la firma se vendió a inversores latinoamericanos con el costarricense Federico Carrillo como nuevo CEO. Ilusionado, este asumió las riendas de un barco a la deriva, difícil de reflotar, pero la pandemia fue la puntilla.