María Asunción Mateo: "De mí se ha escrito que era una de las muchas mujeres que alegraron la vejez de Alberti"

La viuda del poeta del 27 arremete contra los escritores que la difamaron, a quienes "se les derrumbó el castillo cuando me casé con él".

María Asunción Mateo junto a Rafael Alberti.
María Asunción Mateo junto a Rafael Alberti.
R. C.

La muerte de Rafael Alberti en 1999, cuando estaba a punto de cumplir 97 años, dejó una honda conmoción en el mundo de la literatura. Pero también hizo más acerba la guerra sin cuartel contra su viuda, María Asunción Mateo, a quien se acusó de expoliar su patrimonio, tergiversar su testamento y hasta manipular sus memorias. Ahora Mateo ajusta cuentas contra quienes la difamaron, a los que pone nombres y apellidos: el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; Benjamín Prado y Luis Muñoz, entre otros. En su libro 'Mi vida con Alberti. Para algo llegaste, Altair' (Berenice), Mateo evoca su historia de amor con el genio, quien le dio permiso para contar la verdad de su unión y acallar las voces de los que llama "viudos destronados".

¿Qué es lo que le ha movido a dar su versión de lo ocurrido?He estado callada mucho tiempo, no quería que la figura de Rafael, tan respetada, con tanta relevancia en la literatura universal, se viera manoseada por las revistas del corazón. He sufrido un dolor tremendo. Además no tenía dinero para enfrentarme a juicios. Rafael donó a la fundación que lleva su nombre los 7.000 ejemplares de su biblioteca, muchos de ellos firmados por los autores más célebres, los dibujos que le hizo Picasso, piezas de Miró... todo a cambio de nada.

¿Se siente injustamente vejada y difamada?Benjamín Prado dijo de mí que había heredado tres mil millones de pesetas. A Rafael nunca le importó el dinero. Pero lo que me parece una auténtica vergüenza es que un señor que es portavoz en el mundo de la cultura española, porque es director del Instituto Cervantes, dijera que Rafael Alberti era un pelele, que había perdido la cabeza cuando se casó conmigo [en 1990]. Por esas fechas Rafael estaba dando recitales en Cuba, Chile, París, donde intervino con Paco Ibáñez... y recitaba de memoria a Góngora y Lope de Vega.

¿Son muchas las afrentas que ha recibido?Luis García Montero escribió de mí que era una de las muchas mujeres que alegraron la vejez de Alberti. ¿Eso qué significa? Hay una palabra para definir esa expresión que no voy a citar. Y luego iba proclamando que Alberti era su maestro, el que le había enseñado a caminar por la historia. Pero ¿qué dices?

"Sigo enamorada de él"

¿Cómo define sus memorias?Aunque suene cursi, es un libro de amor. Me enamoré de un señor progresivamente. No le vi y me fui con él a un hotel. Me enamoré y sigo enamorada de él, no me da vergüenza ni pudor reconocerlo.

¿Pasa usted por estrecheces económicas?Cobro 750 euros de una pensión de viudedad. Fui profesora, pero estuve 17 años trabajando en la Fundación Rafael Alberti, primero dirigiéndola y luego presidiéndola sin cobrar nada y sin cotizar a la Seguridad Social. Fíjese lo avariciosa y ladrona que soy. Vivo en una casa del ayuntamiento del Puerto de Santa María y pago la luz, el agua, el jardinero... No puedo pintar la fachada porque vale 1.500 euros, y para mí eso es muy caro.

¿Qué le comentaba Alberti de quienes se reclaman hoy sus epígonos y herederos intelectuales?Estaba seguro de que su obra no iba a transcender. "Son simpáticos, escriben bien, pero les falta temblor", decía. Rafael les tenía afecto, pero no les concedió reconocimiento literario. Mientras vivió me pusieron buena cara, pero cuando me casé con él se les derrumbó el castillo.

Usted les llama "viudos destronados".No me lo he inventado yo. Es que estaban esperando a que se muriera gente famosa para ir luego detrás de la mujer, para hacerse con cargos, llevar sus asuntos o machacarla, como han hecho conmigo y con la viuda de Ángel González, Susana [Rivera].

¿Se ha sentido sola?Parece que el feminismo se acabade inventar. He trabajado para sacar mi carrera adelante, he hecho mis oposiciones, he criado a mis dos hijos y ahora ¿qué pasa? Está bien que se defienda a las ganadoras del Mundial de Fútbol. Pero me gustaría que un político o una feminista de las que salen en los periódico dijera: "Lo que se ha esto con esta señora es una salvajada".

Fue muy criticada por abrir su casa a José María Aznar.Aznar vino a casa antes de ser presidente del Gobierno. También le iba a visitar Felipe González, pero al final no lo hizo porque fue asesinado por ETA Francisco Tomás y Valiente. Se han contado tantas barbaridades... Rafael se fue de España con el puño cerrado y volvió con la mano abierta en señal de concordia.

Un escritor muy hostil con Alberti es Andrés Trapiello, quien le acusa de llevar una vida desahogada en la Guerra Civil mientras otros morían en el frente.Sí, le pega muchísimo. No voy a entablar aquí una guerra contra Trapiello ni contra nadie. Rafael jamás participó en ninguna checa, como algunos aseguran, ni tampoco mató a Muñoz Seca, ¡por Dios! Da hasta risa pensarlo.

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