Tercer Milenio

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Jet lag: por qué a tu cuerpo no le gusta que alteres los patrones de sueño

Modificarlos tiene consecuencias negativas sobre procesos como la formación de nuevas neuronas debido a la alteración de los ritmos circadianos.

El jet lag puede provocar fatiga
El jet lag puede provocar fatiga
George Milton

En mi diccionario de sinónimos particular, la palabra ‘descanso’ aparece junto a ‘verano’. Soy de esas personas que se pasan el año soñando con los meses de verano. No porque me guste especialmente el calor infernal o que vuelvan los mosquitos, sino por las vacaciones estivales. Esa maravillosa época en la que ponemos el trabajo o los estudios en pausa para disfrutar de un merecido descanso.

Cada uno disfruta de sus vacaciones como quiere (o puede). Puedes abonarte a la piscina municipal y a tu terraza favorita y sobrevivir al estío a base de baños y bebidas con hielo. También está la opción de coger la maleta y viajar cuanto más lejos mejor aprovechando que disponemos de más tiempo para ir y venir hasta los confines del mundo.

Eso sí, la vuelta de estos viajes a lugares paradisíacos se puede hacer muy pesada por culpa de un desagradable compañero de viaje llamado 'jet lag'. En este artículo te cuento qué es y por qué lo sufres al viajar a sitios remotos o al trabajar a turnos rotatorios, una opción más mundana y mucho menos agradable.

Qué pasa si los ritmos circadianos ‘se saltan notas’

Nuestro cuerpo tiene ritmo, en concreto uno que sigue un compás de 24 por 24. Que me perdonen los músicos que puedan estar leyendo este artículo por la patada que le acabo de dar a todos los manuales de solfeo, pero la vida humana no se rige por compases binarios, terciarios o cuaternarios, sino por ciclos de 24 horas. Estos ciclos marcan los ritmos circadianos, la serie de cambios físicos, conductuales y mentales que se producen en el cuerpo en función de las horas de luz y oscuridad. Estos cambios se producen gracias a distintas proteínas que componen lo que llamamos reloj biológico y que actúan en todos los órganos y tejidos del cuerpo.

Al viajar lejos, muy lejos, nos zamparemos de golpe y porrazo varios husos horarios y esto hace que nuestro reloj biológico no esté coordinado con el reloj de pulsera. Puede que nuestro cuerpo esté preparado para ir a dormir, pero resulta que en lugar al que hemos viajado es la hora de comer, así que nos toca posponer el descanso y adaptarnos a nuestras nuevas circunstancias. 

El proceso de adaptación requiere su tiempo, por lo que puede que no nos encontremos cómodos durante un par de días, lo cual no es lo ideal si te has cruzado medio mundo para disfrutar de tus ansiadas vacaciones. Puede que sientas fatiga, que no te notes nada despejado e incluso malestar en el estómago.

Puede que no hayas viajado hasta la Conchinchina jamás, pero sí te suenen estos síntomas si alguna vez has salido de fiesta. El 'jet lag' y una noche de juerga desenfrenada, con algunas copas de más, se parecen bastante. Si te acuestas a las tantas y, encima has bebido alcohol, tu reloj biológico también puede alterarse y regalarte esas consecuencias tan molestas. O, lo que es peor, esto también puede ocurrir si trabajas a turnos rotatorios. Es decir, a veces trabajas por las mañanas, otras por las tardes y, en ocasiones, por las noches, con lo que los horarios de sueño se van modificando cada poco tiempo. Todas estas situaciones de orígenes tan dispares tienen un resultado común: se alteran los ritmos circadianos.

Relojes rotos, neuronas ausentes

El cerebro es el rey de los órganos, pero ni siquiera él en su castillo está libre de sufrir las consecuencias de la interrupción de los ritmos circadianos. Los resultados de una investigación llevada a cabo en hámster muestran que la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas, depende de los ritmos circadianos. Este proceso es necesario para que la memoria o el aprendizaje funcionen correctamente, así que nos conviene que funcione correctamente. Sin embargo, de acuerdo con esta investigación, modificar los ritmos circadianos puede tener un impacto negativo en el proceso. Los investigadores han observado que se interrumpe la formación de nuevas neuronas, lo que podría explicar algunos de los efectos adversos del 'jet lag'.

Si estás leyendo esto y tienes unos billetes reservados para ir a Tailandia este verano, no entres en pánico. Pongamos en contexto estos resultados. En primer lugar, se llevaron a cabo en animales de experimentación, en un entorno muy controlado y alejado de la realidad. No te va a ocurrir esto por irte de vacaciones una semana, solo sentirás incomodidad unos días o puede que ni eso si tienes suerte o pones en marcha algunos trucos avalados por la ciencia. Sin embargo, esta investigación podría ser importante para las personas que, por trabajar a turnos rotatorios, modifican sus ritmos circadianos cada poco tiempo. Es necesario seguir investigando en esta línea para garantizar que esta clase de trabajo no afecte negativamente a la salud y, en caso de que lo haga, cómo podemos ponerle remedio.

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