Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La lección de anatomía de Juan Luis Arsuaga

El paleoantropólogo aúna ciencia y arte para concluir que el andar erguido fue determinante en nuestra evolución.

El codirector de Atapuerca Juan Luis Arsuaga, en el Museo del Prado.
El codirector de Atapuerca Juan Luis Arsuaga, en el Museo del Prado.
Carlos Ruiz

Dice Juan Luis Arsuaga que el cuerpo humano ha sido tallado por un artista que ha tardado miles de años en hacer su obra. El escultor de esa talla es la evolución humana. El paleoantropólogo sostiene que el 'homo sapiens' es bello y todo un «prodigio de ingeniería biológica», un artefacto de carne, tendones y músculos que apenas consume energía al andar y correr. Por eso somos capaces de recorrer largas distancias. Si fuera intención del autor recurrir a un sintagma descriptivo, quizás utilizaría el de «especie caminante». En su nuevo libro 'El cuerpo humano' (Destino), Arsuaga secunda el ideal griego de exaltar las hechuras del hombre a través del arte y explica cómo nuestros antepasados han ido puliendo y mejorando su estampa.

En la paleoantropología hay un debate enconado. Hay quienes defienden que nuestro cuerpo es muy antiguo y apenas ha cambiado desde el 'Homo erectus', hace dos millones de años. Frente a ellos, otros postulan, Arsuaga incluido, que somos un producto exclusivo del 'Homo sapiens', cuyo origen no va más allá de un cuarto de millón de años. «El tiempo dará y quitará razones, pero es mucho lo que hay en juego. Es casi como la antigua disputa entre los que defendían que el Sol gira alrededor de la Tierra y los que opinaban lo contrario. Solo un bando puede tener razón», escribe Arsuaga.

El libro no es un atlas de anatomía. No incluye ilustraciones que muestren el cuerpo humano desmembrado, descuartizado, eviscerado y pelado hasta los huesos. 'Nuestro cuerpo' carece de ilustraciones propiamente anatómicas, pero sí incorpora dibujos de esculturas griegas realizados por Susana Cid.

Por las páginas del libro se anudan ciencia y arte. Si se tratara de una novela, el escenario sería la galería jónica del Museo del Prado, donde el visitante se puede solazar contemplando hermosas copias de esculturas romanas. En la pinacoteca se hallan la 'Venus del delfín', el 'Diadúmeno' y una 'Afrodita agachada', obras que han azuzado la devoción de Arsuaga por el arte, una afición alimentada en su origen por su madre.

Mantiene el codirector de Atapuerca que primero nació el hombre erguido, el Homo erectus, y luego la inteligencia. No es algo baladí: cuando el hombre primitivo se irguió sobre sus patas traseras, permitió mucho tiempo después que el cerebro creciera. Las habilidades para manipular objetos son anteriores a la expansión del cerebro. La hiperextensión de la cadera que hacemos habitualmente los humanos sin darnos cuenta podría ser muy importante para recorrer largas distancias con el mínimo gasto energético.

Neandertales

«Los cuerpos de los neandertales están mejor preparados para esfuerzos explosivos, pero no para la resistencia. El hecho de que un peregrino haga el Camino de Santiago en un mes nos parece normal, pero es algo excepcional», alega el experto. No existen grandes diferencias entre hombre y mujer en lo que atañe a su corpulencia. La estructura muscular de los orangutanes y gorilas machos es muy acusada si se la compara con la de las hembras. «Somos la especie en la que hay menos diferencia de corpulencia entre los dos sexos de todos los homínidos vivientes (grandes simios y humanos juntos) y eso debe querer decir algo».

Del tamaño de los testículos humanos también se pueden extraer conclusiones. En las especies de primates y mamíferos en los que hay promiscuidad, los machos compiten a nivel espermático y tienen los testículos grandes, aproximadamente el doble que los humanos. «En los chimpancés, por ejemplo, la hembra tiene un periodo de celo cada cinco años, es decir, pasa cinco años sin sexo. En cambio, cuando tiene el celo, puede copular 20 veces al día con 14 chimpancés. Lo cual explica que el sentido de la paternidad sea nulo».

Si algo distingue a la especie humana son sus caderas estrechas, algo que ha cambiado el parto, ya de por sí muy ajustado y laborioso por el tamaño de la cabeza del feto y de las modificaciones que impone la postura bípeda en la forma del canal del parto.

En el libro, Arsuaga mantiene que ciencia y libertad son inseparables. Por eso duda de que la ciencia pueda desarrollarse en una dictadura. Las purgas estalinistas depuraron por razones ideológicas a los mendelistas, lo que se tradujo en un retraso de la ciencia genética en la URSS de al menos 50 años. 

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