Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Una colección global de historia natural que hable en el futuro de la biodiversidad que hubo en el planeta

Colecciones de historia natural de todo el mundo se preparan para perpetuar su tesoro de información. Como una cápsula del tiempo lanzada al futuro.

Herbario de la colección botánica del Smithsonian.
Herbario de la colección botánica del Smithsonian.
Chip Clark

Cuidadosamente clasificados, a veces con etiquetas históricas escritas a mano. En grandes archivadores o en muebles antiguos fabricados a medida. Tan pequeños como un mosquito. Tan frágiles como un huevo. Como los de la colección del Field Museum de Chicago utilizada en 2022 para un estudio en el que se demostraba que los pájaros están adelantando sus puestas debido al cambio climático. En los 73 museos más grandes del mundo con colecciones de historia natural se custodian más de 1.100 millones de objetos de los que se encargan 4.500 personas. Cada científico debe hacerse cargo de una media de 244.444 objetos. Pero la mayor parte de la información de estas colecciones no está disponible o se desconoce. A buen recaudo en un cajón. De hecho, solo el 16% de los objetos están digitalizados y apenas el 0,2% dispone de registros genéticos. 

Representantes de estos 73 museos y herbarios de todo el mundo alertan sobre la necesidad de analizar este tesoro de información y hacer accesibles estas colecciones, de modo que los datos de los especímenes que conservan se usen y sirvan de herramienta para afrontar la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Más de 150 expertos de una treintena de países –de Kenia a Australia, Brasil o Rusia– reclaman la creación de una colección global de historia natural firmando juntos un artículo en la revista ‘Science’.

Ejemplares de mariposa en el Museo Americano de Historia Natural.
Ejemplares de mariposa en el Museo Americano de Historia Natural.
D. Finnin

Proteger y compartir

"La evaluación que hemos hecho de las colecciones de historia natural pone de manifiesto que es urgente que centremos nuestros esfuerzos en analizar, sistematizar, proteger y compartir la información que custodian", sentencia Kirk Johnson, director del Smithsonian Institution, el museo de historia natural de Washington D.C., que alberga algunas de las colecciones más importantes del mundo.

Han empezado por investigar la situación de las infraestructuras científicas dedicadas a las colecciones de historia natural en el mundo. "El objetivo de este análisis era evaluar de manera rápida y precisa los contenidos de cualquier colección, el primer paso que debemos dar para lograr que todas las colecciones funcionen como una única colección antes de acometer su digitalización", explica el vicedirector de colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), con sede en Madrid, Ignacio Doadrio. Para seguir, hará falta financiación y colaboración internacional para avanzar en las actividades que permitan usar los datos de los especímenes conservados.

Las recomendaciones finales del artículo de ‘Science’ urgen a acelerar la colecta de materiales porque "en el año 2100 las decisiones sobre el futuro se tendrán que hacer analizando las colecciones que se están recopilando ahora". Y justifican la iniciativa porque los datos recolectados por cientos de instituciones en los últimos tres siglos deben ser la base sobre la que se sustenten los planes de recuperación de ecosistemas.

"El conjunto de las colecciones de historia natural es la base que sustenta nuestro conocimiento del planeta, así como el papel que el ser humano representa en la naturaleza", argumenta Rafael Zardoya, director del MNCN. "Actualmente estamos sobrepasando los límites planetarios en temas tan importantes como el consumo de energía, la demanda de alimentos, la deforestación o las emisiones de gases que provocan cambios en el clima –, contextualiza–. Ante este cúmulo de problemas interconectados estas colecciones son una fuente de información imprescindible para abordar la conservación de la biodiversidad, la obtención de recursos minerales o la bioeconomía".

Los autores del artículo también destacan que, pese al enorme tamaño de las colecciones, quedan zonas del planeta en sombra y se conoce muy poco de áreas como los trópicos, las regiones polares o los sistemas marinos, donde se debería aumentar el esfuerzo investigador. Y llaman la atención sobre la concentración de museos de historia natural en Norteamérica y Europa, por lo cual es crucial que esa futura colección global refleje y dé apoyo a museos del resto del planeta.

En octubre, un misil alcanzó el Herbario Nacional de Ucrania. Y es que, además de poco accesible, la información de las colecciones está en riesgo. Falta inversión en infraestructuras y personas expertas que las custodien, y tampoco se libra de conflictos armados como el de Ucrania o de accidentes como los fuegos que destruyeron museos como el de Río de Janeiro (Brasil) o Nueva Delhi (India).

Un trabajador del Centro de Biodiverisdad Naturalis de Leiden escanea un ejemplar para enlazarlo con su correspondiente archivo digital.
Un trabajador del Centro de Biodiverisdad Naturalis de Leiden escanea un ejemplar para enlazarlo con su correspondiente archivo digital.
Nico Garstman

¿Y los pequeños museos?

Esta iniciativa de crear una colección global de historia natural parte de los grandes, pero "es deseable que el proyecto llegue al resto de museos de ciencias naturales y puedan tener recursos para digitalizar sus fondos", considera José Ignacio Canudo. "Es fácil de entender –explica–, las colecciones que tenemos en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza –que él dirige– no están en ningún otro museo del mundo, especialmente las paleontológicas". "Si queremos conservar y conocer la biodiversidad, una parte muy importante es tener digitalizadas y accesibles las colecciones de todo mundo", afirma. "Indudablemente se necesitan recursos económicos para hacerlo, pero es responsabilidad del ser humano ser el garante de la información sobre la vida de la Tierra y en nuestro caso, como aragoneses, del patrimonio natural de Aragón". Para participar en este proyecto global "se necesita que nuestras instituciones autonómicas entiendan la importancia de los museos de ciencias naturales para preservar la biodiversidad y les doten de medios".

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