Los Krafft: un amor volcánico que se ha convertido en un documental

'Fire of love' devuelve a la actualidad la historia de este matrimonio de vulcanólogos cuya entrega científica acabó con su propia vida.

Un fotograma del documental 'Fire of Love'.
Un fotograma del documental 'Fire of Love'.
EFE

El desastre por la erupción del Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, hizo tomar conciencia de la apabullante naturaleza de los volcanes; Katia y Maurice Krafft, ella geoquímica, él geólogo, dedicaron toda su vida al estudio de estos gigantes y ahora un documental, 'Fire of love', rescata su historia para el gran público.

Ha sido el empeño de la británica Sara Dosa, directora, productora y guionista de la cinta, ganadora del premio a mejor montaje en el Festival de Sundance y a mejor película en el DocsBarcelona, el que ha propiciado este documental, realizado a partir de 200 horas de material de archivo inédito y de las notas y escritos personales de Katia y Maurice.

La cineasta explica que fue en Islandia, durante la preparación de su anterior filme, 'The Seer and the Unseen' (2019), sobre la fundación de la isla, cuando, mientras buscaba imágenes de volcanes de los años 60 y 70, vio que "no había tantas personas que se dedicaran a filmar volcanes en erupción".

"Casi únicamente Katia y Maurice. Y cuando las vimos nos dimos cuenta de que eran espectaculares. Después conocimos su estilo de vida y su historia de amor, que era bastante particular, y fue lo que nos atrapó para contar su historia", añade.

Así llegaron hasta Image’Est, un archivo en Nancy (Francia), donde estaba depositado casi todo el material grabado, fotografiado y escrito por los Krafft. Maurice filmaba en 16mm y Katia hacía fotos a pie de los cráteres. Dosa nunca había visto unas imágenes parecidas: la pareja caminaba literalmente sobre la lava incandescente y se filmaba con tal proximidad a las explosiones volcánicas que parecía imposible.

Y si las imágenes ya eran suficientemente sobrecogedoras, la historia de amor detrás de la aventura no era menos impactante. Dosa reconoce que fue una frase de Maurice la clave para saber cómo contaría el documental: "Katia y yo y los volcanes somos una historia de amor".

Un triángulo que conforma una relación "única" que les empujaba "a un mayor entendimiento tanto de la naturaleza como de la humanidad", considera Dosa.

"Cuando eran jóvenes sentían una profunda decepción respecto a la raza humana: veían al reino humano como un lugar de destrucción. Katia nació durante la Segunda Guerra Mundial y Maurice, justo después, y según van creciendo, viven la guerra de Vietnam, y se sienten absolutamente destrozados con las cosas que van pasando", explica la directora.

Los volcanes, agrega, "son para ellos un reflejo más auténtico de la creación. Se trata de un romance, de una fuerza que les arrastra", a la vez que "van viviendo su parte destructiva y ellos mismos se colocan en una posición intermedia: creen que pueden mediar entre los hombres y los volcanes, ayudarles a escapar a tiempo de las erupciones".

Es cierto que, con los años, tomaron más riesgos -hasta el punto de morir en una de sus expediciones- pero "estaban convencidos de que acercarse al peligro podría educar a la gente sobre los impredecibles volcanes grises", considera la cineasta.

"Nunca quisimos incluir juicios de valor sino poner los hechos como los encontramos. La investigación científica tiene un peligro pero, para ellos -apunta Dosa-, era el sentido de su vida, cuanto más cerca de los volcanes, la vida era más plena".

"Fire of Love" muestra a los intrépidos científicos a pie de campo y también en sus tareas divulgativas de después. La historia comienza con su noviazgo en 1966 en Alsacia y termina en 1991 en Japón, con la única muerte posible para ellos: envueltos en la erupción de un volcán gris.

"Usamos imágenes de programas de TV donde les vemos hablando uno con otro, algo que en sus cintas nunca ocurría; además, esas cintas no tenían sonido y hubo que reconstruirlo", un trabajo ímprobo, reconoce Dosa.

Viajaban sin parar, de un lado a otro del planeta, buscando el momento justo de la erupción de los volcanes, primero, los "rojos", los "amables", decían ellos, y luego, los grises, los "asesinos".

"Cuando mueren, eran conscientes del riesgo. En aquella erupción en Japón murieron 40 personas entre ellas un amigo suyo vulcanólgo, pero nosotros vemos ese final en línea con todo lo que daba sentido a su vida".

La película, distribuida por Caramel Films, ha sido para Dose "un gran reto, pero una maravilla. Ahora -resume- solo esperamos que sea un trampolín hacia una conversación más amplia entre la ciencia, el cine y, sobre todo, el legado de Katia y Maurice".

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