Muertes con huella... ecológica

Las funerarias comienzan a apostar por la ecología y la creación de espacios más amables que ayuden a naturalizar la muerte.

Visitantes en el cementerio de Torrero de Zaragoza, listo para la celebración de Todos los Santos
Visitantes en el cementerio de Torrero de Zaragoza.
Oliver Duch

En una sociedad cada vez más preocupada por el impacto de la huella ambiental e inmersa en una emergencia climática, muy pocos se fijan en los efectos que tiene la muerte para el medio ambiente. O más bien todas las posibilidades sostenibles que existen en torno a esta cuestión. Cada vez más asociaciones funerarias reclaman que se introduzcan novedades que permitan crear funerales ecológicos para que así la muerte de un ser querido solo deje huella en el corazón de las familias y no en el medio ambiente. Precisamente con este objetivo nació Funermostra, la Feria Internacional de Productos y Servicios Funerarios que se celebró del 20 al 22 de octubre en Valencia, y donde varios especialistas de diferentes sectores, desde psicólogos a antropólogos, debatieron sobre la modernización del sector.

Según apunta José Vicente Aparicio, presidente de la feria, "la sociedad cambia y con ello debe cambiar la manera de entender la muerte". El primer paso importante sería convertir los cementerios en lugares emocionalmente más amables para ayudar a naturalizar la muerte. Aparicio propone varias opciones, entre ellas, la creación de aguazales, que son estanques donde las urnas imitan a piedras naturales y ahí se depositan las cenizas. O los denominados bosques cementerio, "espacios en los que debajo de cada árbol hay varios agujeros para colocar urnas de turba, que son biodegradables y a la vez alimentan al árbol", algo que ya está muy extendido en Reino Unido o Irlanda. En España, la elección de la incineración como forma de funeral es cada vez más frecuente (ya es la opción elegida por casi el 45% de los fallecidos).

Ahora con el día de Todos los Santos y las habituales visitas a los cementerios es inevitable pensar la diferencia entre acudir a un jardín con árboles o un lugar lleno de nichos y columbarios. Es la sustitución del cemento y hormigón por la vegetación.

Para aquellos cementerios que ya están construidos también hay propuestas sostenibles, como por ejemplo la instalación de placas solares en los nichos, que puedan autoabastecer al cementerio e incluso proporcionar energía al pueblo cercano. Las propuestas no acaban aquí, también se barajan otras como la instalación de colmenas de abejas, las urnas de cerámica, los vehículos fúnebres eléctricos o los crematorios sostenibles.

En España, por la legislación vigente, están prohibidos todos los ataúdes que no sean de madera, pero aún así, ya comienzan a fabricarse los féretros con certificados que aseguran que en su composición no llevan madera. "Se empiezan a exigir medidas a las empresas para que el proceso de creación sea más sostenible y el barniz no lleve elementos contaminantes", explica Aparicio.

Sin duda un sector con transformaciones prometedoras que pueden ayudar a cambiar el concepto de la muerte en la sociedad.

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