Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El desmitificador

Trucos para adaptarnos al frío invierno

2020 nos trajo una pandemia. Y 2021 se estrenó con Filomena batiendo récords de frío y cubriendo todo de nieve. Aunque durante mucho tiempo nos hemos referido al cambio climático como ‘calentamiento global’, en realidad es un fenómeno mucho más complejo y, por desgracia, estos eventos tan extremos serán cada vez más frecuentes. ¿Qué podemos hacer para mantenernos calentitos? Hoy repasamos algunos mitos sobre el frío (y algunos trucos para combatirlo)

Ola de frío en Albarracín, el 13 de enero
Ola de frío en Albarracín, el 13 de enero
Europa Press

En esta sección ya hemos repasado varios mitos invernales. Descubrimos que el frío puede adelgazar, pero no ‘se mete en los huesos’ ni tampoco causa resfriados, que suelen ser culpa de los primos del SARS-CoV-2: coronavirus, rinovirus y pneumovirus. Tampoco es verdad que guardaran a Walt Disney en una nevera, pero vamos con las novedades, que todo eso ya os lo sabéis. Por ejemplo, ¿se pierde más calor por la cabeza? ¿Es bueno tomar alcohol para calentarse? Y algún truco más que quizás os sorprenda: ¿es buena idea usar un ventilador en invierno? Vamos con la ciencia.

Verdadero o falso

Empecemos por la cabeza: ¿de verdad se nos escapa el calorcito si no nos abrigamos bien? Aunque no os lo creáis, se han hecho experimentos para comprobar esta teoría. En 2005, unos investigadores canadienses estudiaron la pérdida de calor por distintas partes del cuerpo sumergiendo a unos pobres voluntarios en agua fresquita. El estudio concluye que "la cabeza no contribuye más que el resto del cuerpo a la pérdida de calor". Uno de los autores, Gordon Giesbrecht, lo explica claramente: "La pérdida de calor está relacionada con la superficie [de piel]". Por suerte, nuestras cabezas solo cubren un 10% de toda nuestra superficie corporal (un poquico más en el caso de los oregoneses); así que el 90% del calor se pierde por el resto del cuerpo. Pero este mito, como tantos otros, tiene trampa. 

Los mismos investigadores también demostraron que si tu cabeza está expuesta al frío pero el resto del cuerpo no, la cosa cambia. Dejar solo la cocorota al aire es peligroso. En la cabeza hay un montón de capilares sanguíneos a flor de piel (por eso las heridas en la cabeza son tan escandalosas) y, si hace fresquete, se enfría la sangre que transportan. Y, claro, tarde o temprano esta sangre acaba enfriando todos los rincones del cuerpo. El médico inglés Kenneth Collins lo explica en el ‘British Medical Journal’: "Cuando el resto del cuerpo está bien aislado, perdemos la mayor parte del calor por la cabeza, (…) es recomendable mantener la cabeza y la cara bien tapadas". Así que, ya sabéis: gorro y bufanda.

Aunque, bueno, no pasa nada si cogemos frío. Un carajillo al llegar al bar y arreglado, ¿no? Pues tampoco, lamentablemente. En general, consumir alcohol no es muy buena idea: aumenta el riesgo de padecer varios tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, además de generar dependencia. Pero es que tampoco nos hace entrar en calor, por tres razones diferentes. Primero, porque si vamos un poco piripis no nos damos cuenta de que hace frío (igual que no nos damos cuenta de que, en realidad, no cantamos tan bien). Segundo, porque el alcohol es un vasodilatador: hace que los vasos sanguíneos ‘engorden’ y dejen pasar más sangre, produciendo una sensación de calorcito. Pero, al mismo tiempo, este fenómeno acelera la pérdida de calor. Y esto es peligroso, advierte a Verne el doctor Ángel Nieto: "Es una sensación de calor momentánea, (…) como nos hemos vasodilatado (…) se entra mucho más rápido en hipotermia" (el descenso involuntario de la temperatura corporal por debajo de los 35°C). 

Y, por último, algunos estudios sugieren que el alcohol nos impide tiritar, un mecanismo para regular la temperatura del cuerpo generando calor con pequeños temblores musculares. Vaya, que no es buena idea combatir el frío a base de chupitos. De hecho, es bastante peligroso: entre 2003 y 2013 el 10% de los fallecidos por hipotermia en EE. UU. habían consumido alcohol. Lo mejor: tomarse el café calentito o, mejor aún, una bebida sin cafeína como un chocolate caliente.

Y lo del ventilador, ¿es buena idea? Depende. Probablemente tener un ventilador encima de la mesa no haga demasiado, pero si tienes instalado un ventilador en el techo, estás de suerte. El aire caliente siempre sube, así que tener un cachivache que lo empuje de nuevo hacia abajo puede ser buena idea si queremos entrar en calor. Estudiar los flujos de aire y aerosoles está muy de moda ahora, pero ya en 2015 la arquitecta Holly Samuelson, de la Universidad de Harvard, estudió cómo optimizar el uso de ventiladores para mantenernos siempre calentitos.

De propina

Quizás tengáis un amigo loco que, haga el tiempo que haga, siempre va en pantalón corto. Igual también os suena esta estampa: estáis todos en familia viendo la tele en el salón, algunos abrigados, acurrucados envueltos entre varias mantas mientras otros disfrutan la película tranquilamente en mangas de camisa. ¡Es totalmente normal! La edad, la forma física, incluso cómo de acostumbrados estemos al frío son factores que pueden determinar nuestra sensación de frío. Cada persona es un mundo y responde a los cambios de temperatura de forma diferente. De hecho, nuestra propia percepción del frío cambia a lo largo del año. No es lo mismo un día fresquito en primavera, después de meses acostumbrados al cierzo, que un día fresquito en otoño al volver de pasar tres semanas en Salou. Seguramente en otoño sintamos más frío, porque nuestro cuerpo no está acostumbrado a lidiar con esas temperaturas.

Para saber más

Como decía al principio, la crisis climática es un fenómeno complicadísimo. Evitar el desastre pasa por tomar medidas más pronto que tarde, sobre todo por parte de gobiernos y grandes empresas. Pero al mismo tiempo, un futuro tan incierto nos genera muchísima incertidumbre y preocupación: ¿qué podemos hacer para poner nuestro granito de arena y conseguir un mundo más sostenible? Lo mejor: hacerle caso a la periodista maña Irene Baños (@IreneBanosR), autora de ‘Ecoansias’ (Ariel). ¿Hace frío fuera? Aprovechad. Coged una taza de chocolate calentito y sentaos con una mantita y este libro, en el que Irene comparte su experiencia personal adoptando hábitos más sostenibles sin agobios.

Referencias:

Fernando Gomollón Bel Químico y divulgador científico

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