Un candado de bici inteligente que se bloquea automáticamente con el móvil

El candado inteligente Bisecu bloquea la rueda y tiene alarma, pero no impide que un desalmado pueda llevársela en volandas.

El candado Bisecu es discreto y se coloca en la rueda delantera
El candado Bisecu es discreto y se coloca en la rueda delantera
J. Mora

Cuando regresé, la bicicleta todavía estaba allí. Respiré tranquilo. El miedo al ladrón de bicis –personaje tan vernáculo de Zaragoza como la Forana o la mismísima jota– me había hecho sudar de lo lindo, temer lo peor al haber dejado mi corcel metálico, por vez primera, sin anclar a ningún elemento fijo de las calles de mi ciudad.

¿A qué tamaña osadía?, se preguntarán. Pues para probar el Bisecu, que no es un baile vasco, sino un candado inteligente, fruto del micromecenazgo, que bloquea la rueda delantera de la bici, pero no impide que algún gañán desalmado se la pueda llevar en volandas, mientras que su alarma suena, impertinente e intermitente, activada por esos pequeños chivatos que el bueno de Bisecu esconde en sus entrañas: los sensores de movimiento.

Su aspecto es chato, cilíndrico y oscuro. Su peso es de 390 gramos, inferior al de muchos candados tradicionales. Su instalación, sobre el eje de la rueda delantera, puede llevar una media hora para manos inexpertas como las de un servidor, pero no es complicada. Funciona con una batería que, aseguran, dura hasta seis meses y se recarga, como otras tantas cosas en la vida, a través de micro USB.

Existen tres formas de bloquear y desbloquear este guardián 2.0 de bicicletas. La más sencilla, a través de la ‘app’. Con solo mantener pulsado un botón virtual acciona el engranaje que bloquea la rueda y pone a funcionar los sensores que harán chillar al Bisecu si alguien osa tocar nuestra bici. El sonido no es ensordecedor, pero deja claro a otros viandantes o, tal vez a la policía, que algo raro está sucediendo.

La segunda manera de bloquear y desbloquear nuestra bici es el modo automático. Una vez activado, cuando nos alejemos, el cierre se activará automáticamente y cuando el candado vuelva a detectarnos lo abrirá de nuevo. Este, tal vez sea el método más cómodo, pero no el más fiable, y tendremos que tener la ‘app’ abierta en primer plano en el móvil para que funcione. Eso sí, no hay que temer que el ciclo se bloquee en plena marcha, ya que el cierre solo se activa cuando la bici ha estado al menos 3 segundos quieta.

Por último, existe un sistema de seguridad que permite desbloquear el candado, incluso cuando el móvil o el propio Bisecu se han quedado sin batería. Se trata de una combinación de pulsaciones, en el único botón del cachivache, que conviene que el usuario no olvide.

El candado cuenta con un vistoso anillo lumínico que se enciende a modo indicativo cuando bloqueamos y desbloqueamos el ciclo, y que también gira cuando echamos a rodar creando un vistoso bucle luminoso.

Bisecu es un elemento disuasorio, pero dista mucho de impedir el robo de una bici como si que hace una sólida ‘U’ o un candado robusto.

Tal vez, una segunda generación con GPS integrado –para poder reencontrarnos con nuestro vehículo si nos lo sustraen–, haría más interesante a este candado, que es una gran idea no apta para los usuarios inseguros y desconfiados.

Una ‘app’ para desbloquear y rodar. Además de para abrir y cerrar el candado y activar el modo automático, la aplición muestra información interesante durante los viajes como la distancia, la velocidad, el tiempo o, incluso, las calorías consumidas. El usuario también puede compartir su bici con otros enviando una llave virtual.

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