Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Tras el roscón, dieta 'detox'
Tras los excesos de las comidas y cenas navideñas, nos asaltan mil y una recomendaciones para recuperar la línea y, dicen a veces, 'desintoxicar el cuerpo'. Las dietas detox, con una licuadora bajo el brazo, se postulan como salvadoras de nuestros pecados calóricos, pero... ¿realmente hace falta depurarse? ¿Pueden ciertos batidos de verdura verde llegar a ser peligrosos?
El mito
Mentira. Mentira, mentira, mentira. Las dietas detox son un timo, un timo tan gordo que ni siquiera me voy a entretener en explicar el origen del mito, como hago otras veces. Preparaos un batido de espinacas, col lombarda y jengibre Digo ¡Dejad la licuadora tranquila! Mucho mejor desintoxicarse de fake-news y paparruchas con el Desmitificador.
Verdadero o falso
Lo primero de todo, hay que aclarar qué son las toxinas. Si por algún casual de verdad entráis en contacto con alguna, más os vale ir corriendo al hospital. Porque las toxinas son nada más y nada menos que "sustancias venenosas producidas por organismos vivos". Algunas son más peligrosas que otras, no es lo mismo el veneno de una abeja (si te pica te sale un habón) que el de un pez globo (si te lo zampas te quedas moñeco). Tampoco debemos olvidar las enseñanzas del gran Paracelso, uno de los padres de la química, que, ya en el siglo XVI, advertía que "el veneno está en la dosis": un paracetamol te quita el dolor de cabeza, pero si te tomas toda la caja, no lo cuentas.
Y ahora vamos a por las dietas detox (o depurativas, según aconseja Fundeu, la Fundación del Español Urgente, para sustituir al anglicismo detox). Son un timo. Una estrategia de márquetin que se han sacado algunos de la manga aprovechando la enorme culpa que sentimos todos tras los empachos navideños. Según Rocío Pérez Benavente (@galatea128), coordinadora de Maldita Ciencia (una web que le hace la competencia a un servidor desmontando mitos y bulos): "Todo lo détox es como una especie de penitencia religiosa que llevamos en el pecado de comer cosas que nos gustan". ¿Os acordáis de ese refrán que dice que todo lo que no mata, o engorda o es pecado? "Pues he aquí el supuesto pecado explica Rocío, que acumulamos toxinas que luego hay que purgar para volver a sentirse limpio".
La farmacéutica y divulgadora científica Gemma del Caño (@farmagemma) no puede estar más de acuerdo: "Los argumentos que dan los defensores de lo detox no tienen ninguna base científica". Ni adelgazan, ni detoxifican y además pueden ser peligrosos. Gemma aclara que nuestro cuerpo ya tiene sus mecanismos para eliminar los productos de desecho: "Utilizamos lo que es útil y lo que no, lo eliminamos, ya sea a través del sudor, los pulmones, la orina o las heces". "Si necesitamos algo externo que nos ayude a depurar toxinas, igual lo que nos urge en un trasplante de riñón", añade.
Los testimonios no son evidencias
Por si fuera poco, los expertos consultados por Sinc la agencia pública estatal especializada en información sobre ciencia, tecnología e innovación coinciden: "No existe evidencia científica de que el cuerpo necesite una ayuda externa para limpiarse", explican. Además, recalcan que no existen apenas pruebas científicas que avalen estas dietas depurativas, nada que vaya más allá de los testimonios personales. Si "tu prima la de Barbastro hizo la dieta de la alcachofa y perdió 7 kilos", eso no es ciencia. Es una anécdota. A menudo se observan pérdidas de peso puntuales porque, a base de tomar zumos detox que solo llevan frutas y verduras dejamos de zampar productos procesados, ricos en azúcares libres, grasas malas y sal. Pero vamos, que en cuanto dejes los zumos y vuelvas al bollycao, ciao pescao.
Riesgos asociados
Por último, no nos olvidemos de que los expertos creen que las prácticas detox entrañan ciertos riesgos: "El consumo de suplementos sin supervisión sanitaria puede llevar a alteraciones metabólicas graves", advierte a Sinc Jordi Salas, catedrático de la Universidad Rovira i Virgili. Rocío, de Maldita Ciencia, opina igual: "Cuando los batidos o zumos se hacen con verdura verde, podemos terminar ingiriendo más ácido oxálico del que deberíamos, y eso aumenta el riesgo de piedras en el riñón". "Así que bueno, cuidadito", dice.
Fernando Gomollón-Bel Químico y divulgador científico @gomobel
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