¿Por qué no cumplo mis nuevos propósitos?

La psicóloga Eva Mª González incide en la importancia de "cultivar" la motivación para que el propósito se realice de forma automática y se convierta en un hábito.

Hacer deporte, comer sano o aprender nuevos idiomas son algunos de los propósitos más comunes.
Hacer deporte, comer sano o aprender nuevos idiomas son algunos de los propósitos más comunes.
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El comienzo del nuevo año 2019 es sinónimo de nuevos propósitos y buenas intenciones para miles de españoles. Hacer deporte, comer sano o aprender un idioma nuevo son solo algunos de los deseos más frecuentes. Sin embargo, estas aspiraciones siempre suelen cogerse con fuerza los primeros días, pero con el paso del tiempo terminan cayendo en el olvido. Pero, ¿por qué ocurre esto?

La psicóloga Eva María González, de psicólogos sexólogos Zaragoza, hace referencia a la importancia de "cultivar" la motivación, sin esperar que "surja de repente". "Si el propósito es ir al gimnasio tres días a la semana, marcaremos qué días pueden ser y esos días ir. A lo mejor no apetece o estoy cansado, pero el hecho de actuar bajo mi plan establecido y no bajo el ‘no me apetece’ reforzarán la conducta", explica.

Para que esto ocurra, debemos basarnos en la repetición."Repetir y repetir la acción deseada para que el propósito se realice de forma automática, sin necesitar mucho esfuerzo y se convierta ya en un hábito", insiste.

¿Qué puedo hacer para que mi propósito no decaiga?

Analiza previamente qué ventajas y qué inconvenientes vas a tener con el nuevo propósito: tanto positivas como negativas, tanto a corto plazo como a largo plazo. Visualiza qué cosas cambiarán dentro de seis meses o un año con la realización del propósito, qué cosas podrás hacer que ahora no puedes, cómo crees que te sentirás con tus logros. Cuando decaiga la motivación inicial, ya pasadas unas semanas del nuevo año (o incluso antes) revisa la lista que hiciste de ventajas e inconvenientes de seguir con tu propósito. Te ayudará a recordar las ventajas que escribiste de seguir con tu propósito. No te marques demasiados propósitos a la vez. Establece metas que sean realistas y divide en pasos que te acerquen a la meta progresivamente así como qué recursos utilizar ante una dificultad (las expectativas irreales harán perder la motivación fácilmente y generarán mayor frustración). Regula tus emociones: si te sientes ansioso, triste o irascible y no tienes estrategias de regulación emocional, será probable que abandones lo que te habías propuesto. Crea espacios de calma, de desconexión que te ayuden a actuar desde un estado de relajación en contraposición a un estado de nerviosismo que induce a la impulsividad. Anticipa "situaciones de riesgo" y cómo vas a resolverlas. 

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