Calabazas huecas

La celebración de Halloween suscita rechazo a causa de su origen foráneo.

Las calabazas son el símbolo de Halloween.
Las calabazas son el símbolo de Halloween.
Ayúa Carreño

Debido a su procedencia foránea y a que se ha disparado su expansión colonizadora, la celebración de Halloween está propiciando una reacción castiza. Dicha animadversión queda muy bien reflejada en la fotografía que me envió un amigo de Cariñena, en la que figura una pancarta que dice que ‘hasta que los americanos no celebren la fiesta de la vendimia, en esta casa no se celebrará Halloween’.

Yo tampoco participo de la fiesta. Pero esto obedece a mis gustos personales y probablemente a la edad que tengo, ya que no veo razones objetivas para el rechazo, aparte de las que cabe aducir respecto a otras tradiciones en las que también hay negocio, mitos y cierto aprovechamiento de la ilusión infantil, incluida la que conservan las personas adultas, sin que todo ello impida su disfrute. Incluso diría que, por la superficialidad de calabazas huecas con que se ejerce en nuestro ámbito y porque no abusa del espacio público, esta conmemoración de la víspera de Todos los Santos anglosajona es menos molesta que otras costumbres.

Además, ninguna tradición se libra de tener un origen que en su momento fue forastero, pues toda cultura, incluso la que parece más simple, contiene influencias mezcladas y superpuestas. Y cabe responder a la pancarta mencionada que en América sí se celebra la vendimia, y desde hace siglos, porque Europa llevó allí el vino y el festejo tras la cosecha de la uva. Así que, por mi parte, ya me he hecho a la idea de contestar con golosinas a la pregunta de ‘truco o trato’ y cuento con que la Real Academia pronto aceptará ‘Halloween’ o ‘Hálogüin’. O ‘Jalogüín’, quizás.

jusoz@unizar.es

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