Cuatro propuestas para montar un huerto vertical en tu propia casa

Consumir los productos que uno mismo ha cultivado y tenerlos al alcance de la mano es una práctica en auge que cuenta con multitud de variantes.

Desde modulares y con sistemas de riego interno incorporados hasta maceteros a pilas que solo necesitan agua y luz, las variedades de esta técnica son muy numerosas.
Desde modulares y con sistemas de riego interno incorporados hasta maceteros a pilas que solo necesitan agua y luz, las variedades de esta técnica son muy numerosas.
@ huertos_dulcehogar.

La afición por los huertos crece día a día. Consumir los productos que uno mismo ha cultivado, con la certeza de que no llevan tóxicos ni químicos, es un escenario tentador que, no obstante, no todo el mundo puede permitirse por cuestiones de tiempo, espacio disponible, dinero, etc.

Para solucionar este tipo de impedimentos, hace ya unos meses que se empezó a llevar a cabo una práctica que está actualmente en auge y por la que montar un terreno en el que poder plantar semillas y recoger frutos es ya una realidad: los huertos verticales. Disponibles en diversos materiales y tamaños, al ser elevados, su cuidado se hace más llevadero, además de que son accesibles para personas discapacitadas.

Desde modulares y con sistemas de riego interno incorporados hasta maceteros a pilas que solo necesitan agua y luz y que cuentan con sustratos inteligentes que dan más durabilidad a la planta. Las variedades de esta práctica son muy numerosas y cada vez más empleadas por los ciudadanos que quieren tener al alcance de la mano hierbas aromáticas como albahaca, menta o perejil, cultivar con éxito verduras en su huerto e incluso poder acceder a flores comestibles como violas, caléndulas o pensamientos.

Para que conozcas mejor este concepto, enmarcado en los huertos urbanos, aquí se detallan cuatro originales propuestas para que puedas montar un huerto vertical en tu propia casa.

'Flowering city': se trata de una herramienta pensada para los tejados pero que puede transformar cualquier pared en un huerto vertical. Para montarlo, solo hace falta una placa colocada sobre el tejado o la zona en la que decidas ubicarlo y unas piezas en forma de embudo que se ponen sobre los azulejos para cultivar cada planta. El sistema aprovecha además el agua de lluvia para regar. Árbol de cebollas: es una alternativa con potencial para quienes no tengan mucho espacio libre pero que igualmente no quieran renunciar a cultivar algún alimento. Para crearlo, solo necesitarás una botella de agua, tierra, agua y brotes de cebolla. Corta el cuello de una botella, haz pequeños agujeros alrededor de la misma y crea capas de tierra y de brotes de cebolla. Previamente, no olvides dejar los brotes en remojo una noche antes de introducirlos en tu futuro árbol. Torres de depósitos para fresas: otro método muy sencillo y barato son los maceteros apilados en forma de torre para el cultivo de fresas. La principal ventaja de esta idea es el espacio, pues cualquier hueco libre, por pequeño que sea, será suficiente para que broten tus propias frutas. Para confeccionarla, deberás hacer doce agujeros en cada uno de los maceteros e introducir en cada uno de ellos la parte inferior de una botella de plástico, también agujereada. Posteriormente, añade la tierra y las plantas de fresa y coloca piedras sobre la maceta para que la tierra se mantenga cuando riegues. Da forma a la torre y, en menos de un cuarto de metro cuadrado podrás ganar espacio para un total de 48 plantas. Barril de patatas: con algo tan básico como un barril o un recipiente similar podrás tratar de lograr tu primera cosecha de patatas. Elegido el contenedor, que tiene que tener al menos un metro de alto, hazle unos orificios en la parte inferior para garantizar el drenaje e introduce una capa de 15 centímetros de compost y mantillo vegetal. Coloca sobre ella las patatas de siembra y cúbrelas con otra capa de tierra de las mismas dimensiones. Repite esta operación conforme los tallos vayan creciendo hasta que los cubras hasta la mitad. Cuando hayan pasado dos meses y medio, tu cosecha debería estar lista para ser recolectada.

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