La ciencia tiene la clave para superar la vergüenza

Este sentimiento, causado por la timidez, supone un freno para actuar o expresarse en determinadas situaciones sociales.

Para algunas personas, el temor a que se produzcan situaciones vergonzosas es tan elevado que les impide hacer una vida normal.
Para algunas personas, el temor a que se produzcan situaciones vergonzosas es tan elevado que les impide hacer una vida normal.

A lo largo de la vida, la mayoría de las personas experimentan esta emoción en alguna ocasión. La vergüenza es un sentimiento causado por timidez o encogimiento que, frecuentemente, supone un freno para actuar o expresarse. Para ciertos perfiles, el temor a que se produzcan situaciones vergonzosas es tan elevado que les impide hacer cosas tan normales como formular preguntas en reuniones públicas o comentar con el médico determinadas dudas sobre su salud. Para ayudar a estas personas, la revista 'Motivation and Emotion' ha publicado un estudio que pretende acabar con esta emoción limitadora a través de la ciencia.

Para desterrar a la vergüenza, los resultados de este trabajo proponen adoptar el papel de 'espectador' frente al de 'actor'. Según los investigadores de la universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Estados Unidos, la clave está en el cambio de perspectiva, de una posición más cercana a una deliberadamente distante. Para llegar a esta conclusión, el equipo llevó a cabo tres experimentos. En el primero de ellos, los participantes tuvieron que mirar un anuncio en el que alguien se tiraba pedos durante una clase de yoga. El segundo de los 'spots' presentaba a personas que buscaban hacerse la prueba de infecciones de transmisión sexual. En el tercero, alguien accidentalmente eructaba frente a una potencial pareja.

Los investigadores preguntaron a los participantes cómo se sentirían en estas tres situaciones y también recogieron sus reacciones. A través de sus respuestas, descubrieron que las personas que adoptaban la perspectiva del actor tendían a ser mucho más conscientes de sí mismas, mientras que cuando intentaban ponerse en el papel del observador, se reducían sus niveles de autoconciencia.

De este estudio se deduce que entrenarse a uno mismo para ser un observador y no un actor puede disminuir significativamente los niveles de incomodidad y ayudar a enfrentar mejor cualquier situación social.

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