Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El sueño (y el calor) de una noche de verano

En los últimos cincuenta años, la temperatura nocturna ha aumentado bastante más que la diurna. ¿Por qué? Ciencia para una asfixiante noche de verano.

El calor 'tropical' nocturno no deja pegar ojo
El calor 'tropical' nocturno no deja pegar ojo
David Goehring

¿Tienes la sensación de que el calor estival es cada vez más asfixiante? ¿De que se te pegan las sábanas por las noches como nunca antes? No es que tengas mala memoria. Climatólogos noruegos han confirmado que, en los últimos cincuenta años, la temperatura nocturna ha aumentado bastante más que la diurna.

El motivo se explica en dos brochazos. La capa de aire situada justo por encima del suelo se conoce como capa límite, y está separada del resto de la atmósfera. Por la noche alcanza un espesor de apenas unos cientos de metros. Y, cuando se hace día, se engrosa hasta alcanzar varios kilómetros. De sobra sabemos que el dióxido de carbono liberado a la atmósfera por la actividad humana (tráfico, fábricas...) reduce la cantidad de radiación liberada al espacio y retiene calor en nuestro planeta. A cualquier hora, claro. Pero como resulta que por la noche el volumen de aire que se calienta es mucho más pequeño que durante el día, la energía extra que se incorpora al sistema climático por el dióxido de carbono acumulado calienta más a la capa límite en horario nocturno. El cambio es tan evidente que el número de noches de frío extremo se ha reducido a la mitad en los últimos cincuenta años, mientras que el número de días gélidos solo ha disminuido en un 25%.

¿Aire acondicionado?

No obstante, la solución al calor 'tropical' nocturno no debería pasar por encender despreocupadamente el aire acondicionado. Porque aunque hace que la temperatura descienda, también puede afectar negativamente a la calidad del sueño. La clave está en la velocidad del flujo de aire, dice el científico japonés Kazuyo Tsuzuki. En teoría, por debajo de 0,2 metros/segundo de velocidad, las personas no percibimos las corrientes de aire. Sin embargo, nos afectan. Comparando el descanso de dos sujetos a 26ºC con velocidades de 0,14 metros/segundo (típica de un aire acondicionado general) y 0,04 metros/segundo, Tsuzuki y sus colegas de la Universidad Tecnológica de Toyohashi comprobaron que había diferencias notables. Porque a más velocidad, los sujetos se movían más en la cama, su corazón latía más rápido y se despertaban con más frecuencia a lo largo de la noche. Además de que su sueño era menos profundo.

Nubes brillantes

Si cuando el calor te quita el sueño te asomas a la ventana, observarás que en las noches estivales cada vez se observan más nubes brillantes en el cielo. Se llaman nubes noctilucentes, porque brillan después de la puesta de sol. Se forman en la atmósfera media o mesosfera, es decir, aproximadamente a 80 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Y su visibilidad ha ido en aumento en los últimos 150 años como consecuencia directa del cambio climático, de acuerdo con un estudio que publicaba hace unos días 'Geophysical Research Letters'.

Según Franz Josef Lübken, investigador del Instituto Leibniz de Física Atmosférica en Kühlungsborn (Alemania), las nubes noctilucentes se forman cuando el vapor de agua se congela alrededor de partículas de polvo de meteoros entrantes. Aunque siempre han existido, las crecientes emisiones de metano a la atmósfera hacen que cada vez se acumule más vapor de agua en la mesosfera. Eso aumenta el número de formaciones nubosas centelleantes. Lo que las convierte en un indicador visible del cambio climático.

Ir al suplemento Tercer Milenio

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión