La vida con afantasía, cuando en la cabeza no caben imágenes ni imaginación

Fergus Reig, ingeniero afincado en Zaragoza, descubrió hace tan solo tres años que padecía afantasía, una condición que no le permite construir imágenes mentales.

Fergus Reig, ingeniero informático.
Fergus Reig, ingeniero informático.
Oliver Duch

Visualizar qué nos deparará el futuro, recrear los paisajes que visitamos durante nuestras últimas vacaciones o, simplemente, evocar en nuestra mente el rostro de un ser querido son pequeñas acciones que la mayoría de los mortales realizamos sin dificultad. Pero, ¿qué es lo que ocurre con aquellos individuos que no pueden imaginar? Por extraña que parezca, esta condición existe, se conoce como afantasía, ('aphantasia' en inglés), consiste en la imposibilidad de recrear y construir imágenes visuales en la cabeza.

“Para mí el verbo imaginar siempre había significado darle vueltas a la palabra en cuestión. Si alguien me decía que imaginara una playa, le daba vueltas al concepto playa. Yo pensaba que todo el mundo hacía eso”, asegura Fergus Reig, un ingeniero informático alicantino afincado en Zaragoza que hace escasamente tres años descubrió que sufría afantasía. Fue cuando se topó por casualidad con una publicación de la revista científica 'Cortex' que hablaba de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Exeter (Reino Unido). En él, el neurólogo Adam Zeman contaba la historia de un hombre que había perdido la capacidad de imaginar tras una operación quirúrgica.

Tras la publicación, un gran número de personas escribieron a los investigadores para contarles que eso era algo que a ellos les había pasado desde siempre. Según las estimaciones de Bill Faw, un profesor de psicología aplicada, entre un 2% y un 5% de la población mundial padece este problema.

Desplazarse o evocar rostros, dificultades provocadas por la afantasía

“Cuando descubres lo que te ocurre lees un poco la vida hacia atrás y te explicas algunas cosas. Fue como una revelación divina para mí, es un cambio brutal, como si hubiera una dimensión paralela” reconoce Fergus, que hasta este momento no se había planteado si había otra forma de imaginar distinta a la que él conocía.

“Cuando me decían que contara ovejas para dormir yo no podía visualizar el rebaño, me limitaba a enumerar las ovejas”, explica Reig. Y es que aunque la afantasía le ha permitido llevar una vida de lo más normal, sí que le afecta en los aspectos más cotidianos del día a día, como por ejemplo, lo desplazamientos. “Para moverse, la gente tiene una especie de mapa mental en la cabeza, yo no. De hecho, me compré un GPS, comprobé que funcionaba y después, me compré el coche. Casi nunca conduzco sin él”, apunta el alicantino.

Las personas como fergus no pueden evocar con su ‘ojo mental’ ni siquiera las imágenes que ven a diario, tampoco su propio rostro. “Reconozco a mi mujer, pero no puedo recordarla visualmente y si me pidieran hacerle un retrato robot, lo pasaría fatal”, explica el informático.

Unas “lagunas” que, en cierto modo, afectan a la manera en la que afronta situaciones tan complicadas como la muerte de sus padres. “La gente se sorprendía de mi entereza cuando mis padres murieron”, comenta Reig- Y es que, aunque recuerda los sentimientos que tenía hacia ellos y sabe que los quiso, no le vienen a la mente imágenes con ellos ni puede evocar sus voces. Algo que él mismo considera que le hace superar el pasado con mayor facilidad.

Una condición muy poco estudiada

En su infancia, Fergus y sus docentes no detectaron nada extraño en su conducta y tampoco dificultades para aprender. Si había que utilizar la imaginación para resolver algo, el lo hacía de otra manera distinta, sin saberlo.

A la hora de estudiar, él siempre ha utilizado la memoria y la comprensión. “Los esquemas y los mapas nunca me han servido, son maneras de estudiar muy visuales”, apunta Reig. Dibujar -una actividad que requiere de imágenes mentales- tampoco se le ha dado nunca bien. Antes de descubrir que tenía afantasía lo achacaba a tener poca destreza; ahora sabe que puede estar relacionado con su condición:“En general, no podría dedicarme a las artes”. Quizás por este motivo es ingeniero informático, una profesión que “requiere de poder de abstracción, pero no es demasiado visual”.

Sorprendentemente, Fergus sí que puede soñar como quienes no sufren esta condición. Es decir, experimenta imágenes vívidas mientras está dormido. “Soñar es una acción involuntaria y, al parecer, la afantasía solo afecta a la construcción voluntaria de imágenes”, explica.

Paradójicamente, a pesar de ser una condición que afecta a quienes la sufren en prácticamente todos los aspectos de su vida, está muy poco estudiada. Su origen no está del todo claro y está siendo objeto de la investigación de neurólogos y psiquiatras. Es en internet donde se concentran las noticias, los trabajos de investigación y las comunidades de usuarios que hablan sobre el tema.

Para arrojar luz sobre el asunto, la universidad británica de Exeter ha creado el proyecto 'El ojo de la mente' ('The Eye's Mind'), que recoge documentos sobre la afantasía, organiza coloquios y pide voluntarios para continuar investigando. También existen tests para evaluar el nivel de imaginación visual que orientan al paciente. "Aunque es algo que Francis Galton ya describió en 1880, todavía no se conoce mucho sobre ello", lamenta Fergus.

"Aunque cuando descubres que eres afantástico es un 'shock', es menos grave de lo que parece", apunta Reig, que confiesa que le gustaría experimentar, "aunque fuera solo por un día", cómo imaginan el resto de las personas.

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