¿Por qué lloramos cuando cortamos cebolla?

La química y la física están detrás de esta reacción.

Si esta imagen te da ganas de llorar, tú sabes lo que es cortar cebolla.
Si esta imagen te da ganas de llorar, tú sabes lo que es cortar cebolla.

La cebolla es un ingrediente imprescindible en la dieta mediterránea. Suaviza la tortilla de patata, alegra una ensalada y no puede faltar en un buen sofrito.

Así que los cocineros y los 'cocinicas' tienen que enfrentarse a ella casi a diario. Enfrentarse, sí, porque cortar una cebolla es una batalla contra la irritación de ojos y el lagrimeo incontrolado.

La cebolla no hace llorar a todo el mundo por igual, pero nadie se libra de las molestias en los ojos.

Esta reacción responde a la composición química de esta hortaliza y a la acción mecánica de cortarla, que también influye en el indeseado efecto.

La cebolla contiene una molécula de nombre nada sencillo, la trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido. Al cortar el bulbo en rodajas se rompen las células de esta sustancia, que entra así en contacto con otro de los componentes de la hortaliza: la alinasa. La unión de ambos compuestos provoca una reacción química que da como resultado un gas sulfurado.

Y este último, que contiene ácido sulfúrico, es el que llega a los ojos y los irrita, haciendo que nuestros lagrimales se pongan a trabajar a todo ritmo para protegerse del 'ataque'.

No hay mucho que podamos hacer para evitar esta incómoda sensación, pero ayuda mojar la cebolla conforme la vamos cortando. Así, el sulfuro reacciona con el agua y no con la humedad de los ojos, evitando en parte los problemas.

En los casos más extremos, solo hay una solución eficaz: unas gafas de buceo, que protegerán los ojos y nos librarán del molesto lagrimeo. No son muy cómodas ni muy estéticas, pero funcionar, funcionan.

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