Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La ciencia anticanas

El grafeno podría revolucionar el futuro de los tintes para el cabello. Pero los científicos también estudian cómo devolver a las canas su color o cómo evitarlas editando un gen.

El tinte de grafeno se queda por fuera de la cutícula
El tinte de grafeno se queda por fuera de la cutícula
Northwester

En la alfombra roja de la química moderna, el grafeno brilla con luz propia. De esta joven promesa, de la que todos hablan con admiración, se dice que acabará con la sed del mundo. Que se usará para fabricar baterías que se cargan en menos de un minuto y duran un día. Que permitirá crear objetos flexibles e irrompibles, porque se autorrepara si se quiebra o se ralla. Y como es cien veces más resistente que una lámina de acero pero tremendamente ligero, servirá para fabricar aviones más resistentes y que ahorren en combustibles.

Pero es que, además, le auguran otras aplicaciones mucho más mundanas. El supermaterial también podría revolucionar el futuro de los tintes para el cabello. ¿Un papel secundario para él? Ni mucho menos, defiende Jiaxing Huang, ingeniero de la Universidad Northwestern (EE. UU.). Esta misión es igualmente ambiciosa.

Según explica el investigador en el último número de la revista 'Cell', la mayoría de los tintes actuales son dañinos. Nuestro pelo está cubierto de cutículas que se parecen a las escamas de un pez, y para dejar que un pigmento las atraviese y penetre hasta un sitio donde el agua no lo elimine, es necesario usar productos como las aminas orgánicas, que no son inocuas. A la larga, el cabello se vuelve mucho más quebradizo. El tinte de grafeno, sin embargo, se queda por fuera de la cutícula. Lo que hace es adherirse perfectamente a la superficie del pelo y formar una cubierta que resiste al menos 30 lavados sin dañar la cutícula.

No acaban ahí sus ventajas. El pelo teñido con grafeno puede disipar la electricidad estática, lo que pondría fin a los problemas de encrespamiento. Y aunque podemos pensar que, al tratarse de un material negro, su uso estaría limitado a ese color, Huang también lo rebate. Porque existe un precursor, el óxido de grafeno, que es de color marrón claro y que podría oscurecerse gradualmente para obtener una extensa gama de matices.

Devolver el color al cabello

Claro que, al final, este tinte tan potente tampoco es eterno. Dice el refranero que "la cana engaña; el diente miente; la arruga, no deja duda". Y la mentira de los tintes hay que renovarla cada mes. Pero, ¿qué pasaría si en lugar de solo tapar los cabellos blancos les devolviéramos el color? Unos años atrás, un equipo de investigadores europeos demostró que el cabello pierde su color debido a un proceso de estrés oxidativo masivo que implica la acumulación de peróxido de hidrógeno en el folículo piloso. La buena noticia, publicada en 'The Faseb Journal', es que este proceso se puede interrumpir activando una pseudocatalasa modificada (PC-KUS) mediante luz ultravioleta. Eso sí que es llegar a la raíz del problema de las canas.

Si la estratagema falla, no todo está perdido. La inmunoterapia también podría borrar la canicie de la faz de la tierra. Y todo gracias a la serendipia. Porque la utilidad de la técnica la descubrieron fortuitamente en la Universidad de Barcelona mientras investigaban cómo curar a 52 pacientes que sufrían cáncer de pulmón. Los científicos manejaban un tratamiento de inmunoterapia, destinado a ayudar a que el propio organismo destruya a las células cancerosas en lugar de bombardearlas con quimioterapia. Necesitaban saber qué efectos secundarios no deseados tenía. Fue entonces cuando se encontraron con la sorpresa de que, sin pretenderlo, aquel tratamiento hacía que los pelos canos recuperaran su color original. Los cabellos del 25% de los pacientes morenos o castaños recuperaron su pigmentación. Eso sí, de momento no se sabe qué mecanismo produce la 'milagrosa' recuperación del color.

Los científicos guardan aún otro as en la manga: la terapia génica. Hace poco un equipo internacional de científicos dio con la primera vinculación entre el ADN y las canas. Descubrieron que existe un gen llamado IRF4 controla la producción y el almacenamiento de melanina, el pigmento que colorea el cabello, la piel y los ojos. Y que cuando el gen ordena que se deje de producir melanina en el pelo, este se vuelve gris. Si se editase para cambiar la orden, aseguran, impediríamos que la cabellera se volviese blanca al envejecer.

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