La felicidad de las gallinas, en el punto de mira de los consumidores

Varias cadenas han anunciado que dejarán de vender huevos de animales enjaulados.

El consumo de un huevo al día se asocia con un perfil de metabolitos sanguíneos que conlleva con un menor riesgo de diabetes tipo 2.
Blancos o morenos, deliciosos huevos.

Los huevos están de moda. Nunca han dejado de estarlo, que para eso son parte fundamental de una dieta equilibrada, pero en las últimas semanas se han convertido en protagonistas de la actualidad, después de que varias superficies comerciales hayan anunciado que dejarán de vender huevos de gallinas enjauladas. Primero fue Lidl y después. Mercadona y El Corte Inglés se sumaron a la iniciativa.

De este modo, los camperos y los de gallinas criadas en suelo ganan así terreno en las estanterías, después de que las empresas hayan comprobado que sus ventas suben año tras año.

La diferencia entre ellos, no obstante, también son importantes: los camperos son huevos procedentes de animales que tienen gallineros, pero también pueden pasearse por parques exteriores cubiertos de vegetación en los que disponen de un mínimo de 4 metros cuadrados por ave. Allí pueden limpiarse las plumas con tierra y escarbar, y aunque su principal alimento es el pienso, también pueden comer pasto fresco.

En cuanto a los de gallinas criadas en suelo, las aves nunca salen al exterior y viven en naves industriales, pero pueden moverse con mucha libertad y tienen al menos 750 centímetros cuadrados de superficie por ave.

El problema, según los productores, es que el avance de las gallinas camperas tiene sus riesgos. Aseguran que no hay terreno suficiente para cubrir con aves en libertad todo el consumo de nuestro país, y que los costes de producción subirán enormemente. Insisten en que la calidad del huevo es la misma y defienden los cuatro tipos, aptos para diferentes bolsillos.

Los sectores defensores de los animales, por su parte, alaban el aumento de huevos camperos en los lineales, porque creen que es un avance hacia la desaparición de las gallinas enjauladas, que según ellos es un modelo cruel que somete a las aves a una tortura continua.

A partir de ahí, cada consumidor puede elegir el producto que prefiera. Y la forma de hacerlo es sencilla: fijarse en el primer número del código que lleva cada huevo y que nos da información sobre su origen:

-0: Huevos de producción ecológica. Las gallinas están criadas en libertad y alimentadas con pastos frescos -siempre ecológicos- y piensos también procedentes de agricultura ecológica.

-1: Huevos de gallinas camperas. Los animales tienen gallineros pero también pueden pasearse por el exterior.

-2: Huevos de gallinas criadas en suelo. Los animales no están al aire libre aunque tienen bastante libertad de movimientos dentro del gallinero.

-3: Huevos puestos por gallinas que viven encerradas en jaulas preparadas para la recogida fácil de los huevos en las que las gallinas apenas pueden moverse. Es el sistema de producción más industrial de los cuatro.

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