Lo que hoy parece una idea disparatada y absurda, mañana podría ser una genialidad. Esa es la regla de oro del grupo de Conceptos Avanzados e Innovadores (NIAC) de la NASA, un programa de innovación en el que diferentes proyectos privados compiten por pasar de ser un sueño futurista a un proyecto revolucionario que cambie la visión que tenemos de la exploración espacial.

Como podemos leer en Cooking Ideas, la NASA lo puso en marcha en 1998. Querían fomentar iniciativas creativas para el futuro de los viajes fuera de nuestro planeta. En 2007 cerró, pero en la NASA se lo pensaron mejor y lo reabrieron tres años después para organizar nuevas ediciones. Este año, la agencia ha invertido dinero en 22 proyectos tecnológicos que presentan un gran potencial para transformar tanto las misiones de exploración del universo como el futuro de la humanidad. En una primera fase, las ideas con potencial para ayudar a la NASA a alcanzar sus objetivos son analizadas en profundidad, lo que supone una inversión de 125.000 dólares. Las que despuntan obtienen una financiación adicional de hasta 500.000 dólares por dos años de desarrollo de conceptos.

El programa NIAC es ambicioso: trata de ser la plataforma que catapulte a las mentes más privilegiadas de nuestro siglo a la conquista de la galaxia. Entre los proyectos más sonados de las últimas dos décadas destaca el ascensor espacial de Bradley C. Edwards. Y en la lista de elegidos de 2017 figuran un proyecto de surf solar, biología sintética para conseguir que el suelo marciano sea cultivable y una nueva nave para hacer una visita a Plutón, el remoto exnoveno planeta del Sistema Solar (ahora, planeta enano).