¿Es tan malo el aceite de palma?

Se ha convertido en la gran amenaza nutricional del momento y muchos supermercados se plantean prescindir de los productos que lo incluyen.

El aceite se saca de las semillas de la palma.
El aceite se saca de las semillas de la palma.
Pixabay

No se habla de otra cosa. El aceite de palma se ha convertido en el protagonista de todas las conversaciones sobre nutrición y dietas saludables.

Tanto, que buena parte de las cadenas de supermercados del país han anunciado esta semana que van a prescindir de los productos que lo emplean. Y eso, a pesar de que es un producto casi omnipresente en la comida procesada y que forma parte de la composición de la mayoría de los bollos, pasteles, cremas de cacao y aperitivos fritos que encontramos en las tiendas.

Pero si es tan malo, ¿por qué se usa tanto? El quid de la cuestión es que el aceite de palma es muy barato comparado con otras grasas y que tiene un punto de fusión muy alto -se mantiene sólido si no se calienta-, lo que lo hace el ingrediente perfecto para dar untuosidad y textura agradable a los alimentos. Además, se enrancia menos y aguanta temperaturas muy altas, por lo que no se quema con facilidad.

El problema es que es una grasa cargadita de ácidos grasos saturados, que son esas grasas malas que están directamente relacionadas con problemas cardiovasculares y metabólicos. Hasta hay estudios que relacionan este aceite con la metástasis en casos de cáncer.

Por eso, lo más recomendable es mantener el aceite de palma lejos de nuestra dieta.

Como dada su proliferación a veces esto parece imposible, tenemos que procurar consumirla con moderación. Un poco de vez en cuando no nos hará daño, pero si abusamos corremos el riesgo de pagar las consecuencias.

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