Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El meteorito más antiguo cayó en los Monegros

El meteorito más antiguo del que se tiene noticia en España cayó en Sena o en Villanueva de Sijena y se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Puedes verlo a través de la plataforma 'online' Google & Culture.

Este meteorito cayó el 17 de noviembre de 1773 en Sena o en Villanueva de Sijena. Se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y es el registro más antiguo
Este meteorito cayó el 17 de noviembre de 1773 en Sena o en Villanueva de Sijena. Se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y es el registro más antiguo

El meteorito más antiguo del que se tiene noticia en España cayó en Sena o en Villanueva de Sijena (Huesca) el 17 de noviembre de 1773. Es de tipo pétreo y pesa más de 4 kg. Forma parte de la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y es una de las piezas únicas accesibles desde la experiencia ‘online’ de la plataforma Google Arts & Culture, el nuevo proyecto del Google Cultural Institute. En ella están presentes las instituciones de historia natural más importantes del mundo. Permite contemplar piezas virtualmente, ver vídeos y exposiciones ‘online’, así como sumergirse en las colecciones de ciencias naturales más espectaculares, a través de historias interactivas, desde un ordenador o un dispositivo móvil. En España, el MNCN es uno de los centros elegidos, junto al Museo de la Evolución Humana y el de Ciencias Naturales de Barcelona.


El artículo 'Meteoritos españoles del Museo Nacional de Ciencias Naturales', que firman J. García Guinea (del MNCN) y otros, recoge el relato de la caída del meteorito de Sena, procedente de un conjunto de documentos depositados en el archivo histórico del museo que hacen referencia al fenómeno ocurrido en Sena a las 12.00 del 17 de noviembre de 1773:

"En ese día y hora, y sin aparato de tempestad en la huerta de Sena, lugar del territorio de Sixena, se oyó por tres veces un ruido extraordinario. Después cayó una piedra de nueve libras y una onza de peso en las inmediaciones de dos hombres que se encontraban trabajando en sus tierras. El impacto sobre el terreno produjo un hoyo de no mucha profundidad, de donde rebotó saliendo del mismo cayendo sobre el suelo a corta distancia. La tierra era propiedad de Francisco González, contigua a la de Manuel Calvo, y ambos se encontraban en esos momentos comiendo. La caída les produjo un buen susto. Después de ese primer desconcierto uno de ellos, Manuel Calvo, se acercó al punto de caída, aunque le retrajo el olor fétido que sintió; esperó un tiempo y de nuevo se acercó y tocó al meteorito con la azada, lo hizo después con la mano pero la retiró de inmediato pues la piedra todavía estaba caliente. El mismo Manuel Calvo recogió el meteorito y lo llevó en su chupa a Sena donde se la presentó al cura Antonio Pano quien de inmediato se quedó con la piedra. Las nueve libras y una onza que se citan como peso del ejemplar se determinaron por medio de una balanza romana. Es decir, unos 4.178 g. Después de lo sucedido la noticia recorrió toda la zona y muchos vecinos fueron a Sena para ver la piedra a la que unos y otros arrancaron pequeñas porciones que se llevaron para enseñar a sus familiares y amigos. Enterado del fenómeno el Capitán General de Aragón, Antonio Manso determinó prevenir a la justicia de Sena para que hiciese una información formal del suceso y le remitiese la piedra. Dando cumplimiento a esa petición el alcalde de Sixena le envió toda la información que pudo recabar y en una caja sellada con las armas del Monasterio de Religiosas de la Orden de San Juan, de cuyo señorío es el territorio se le envió la piedra. Aparte, además, las mismas religiosas a través del Recibidor de Malta de Aragón le hicieron llegar a Manso otro «pedacito» que lo era de la pieza principal. Una vez recibido el informe y la caja Antonio Manso mandó que se abriera en su presencia y en la del Muy Reverendo Arzobispo don Juan Tomás de Micheo, Regente de esta Real Audiencia y de los oidores de ella don Miguel de la Villava y don Felipe de Rivero. Todos ellos vieron la piedra y discutieron ante ella acerca de su especie, caída y otras circunstancias, resultando de esta conversación que se encargase a D. Miguel de Villaba que hiciese algunas preguntas al Alcalde de Sixena".

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