Además de un acucioso químico de la Universidad de California (EE. UU.), Chao Wang admite ser fiel fan de Lobezno, el superhéroe de Marvel Comics, miembro de los X-Men. Y su afición le ha servido de inspiración para crear el primer conductor iónico transparente, extensible y que se autorrepara. Es decir, el material idóneo para crear músculos artificiales como los de su superhéroe preferido, que se regeneran por sí solos tras cualquier rasguño, herida o desgarro. Además de ser un firme candidato para fabricar dispositivos electrónicos que no se estropean, robots que se regeneran su algún mecanismo les falla o baterías que duran eternamente, entre otras posibles aplicaciones.

Para desarrollarlo, Wang y sus compañeros combinaron un polímero polar y flexible con una sal móvil de alta fuerza iónica. El material que obtuvieron permite almacenar energía, se estira hasta cincuenta veces su longitud original y, cuando se le propina un corte profundo, tarda menos de 24 horas en 'curarse' por completo. "Podemos alargar la vida útil de cualquier material que imaginemos", asegura Wang, que dio a conocer su invento en la revista 'Advanced Materials' en vísperas de Navidad.