¿Recuerdas los polvos de azol? Qué eran y para qué se utilizaban

Comenzó a comercializarse en los años 60 y, a pesar de que continúa apareciendo dentro del catálogo oficial de medicamentos, ya no forma parte de estanterías ni almacenes farmacéuticos.

Polvos de azol.
Polvos de azol.
K. U.

Cosecharon un notable éxito de ventas en los años 70 y 80, una época en la que en los botiquines no faltaban ni aspirinas ni mercromina, ni tampoco pomadas para  aliviar cualquier dolor o antibióticos adquiridos en farmacia, sin receta alguna. 

Pastillas y jarabes, ahora denominados antitusivos, que compartían espacio con los polvos de azol, "un fármaco de la familia de las sulfamidas que comenzó a comercializarse en los años 60 y que, a pesar de que continúan apareciendo en el catálogo de medicamentos, ya han desaparecido de los almacenes y estantería de las farmacias", apunta Pilar Labat, vocal del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza.

"Ya se utilizaron en tiempos de guerra para curar las heridas de los soldados. Pero sería después cuando comenzaran a venderse en boticas, con esa típica presentación en un bote blanco y verde", apunta Labat. "Era precisamente su uso para cortar infecciones lo que los hizo tan demandados". 

"Se espolvoreaban directamente sobre las heridas, la cuales se tapaban para dejar que los polvos trabajasen sobre las bacterias. Actuaban como un antibiótico", comenta Labat, quien cita también el "ungüento Cañizares" como otro de los antibacterianos que se usaban hace algunas décadas. 

Otro antibacteriano: el ungüento Cañizares

"Este incluso era más antiguo, ya que se descubrió a finales del siglo XIX. En vez de polvos, era una pomada muy densa, de color marrón, que se vendía en una caja roja, y que igualmente, se usaba para curar heridas, forúnculos o cualquier tipo de lesión cutánea", cuenta la farmacéutica.

Tanto uno como otro fueron poco a poco dejando de venderse. "Rojeces, descamación de la piel e incluso urticaria y picor en la zona infectada eran algunos de los efectos secundarios tras la aplicación de sendos fármacos, sustituidos con el paso del tiempo por otras alternativas terapeúticas", concluye la vocal del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza. 

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