“Las enfermedades no existen” o “curarse hablando con los ángeles”, las mentiras de las pseudoterapias

Según el ‘Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España’, publicado por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), entre 1.210 y 1.460 personas mueren al año en nuestro país a causa del uso de estas prácticas.

Homeopatía.
Homeopatía.

La homeopatía, la acupuntura o la quiropráctica son algunas de las pseudoterapias más extendidas entre la sociedad española. Pero existen muchas más, algunas de ellas con nombres tan rimbombantes como bioneuroemoción, angeloterapia o ‘nueva medicina germánica’. Todas ellas aseguran mejorar la salud de sus usuarios y algunas incluso ofrecen la cura de enfermedades tan graves como el cáncer. El problema es que ninguna de ellas está avalada científicamente, o lo que es lo mismo, ni sus técnicas ni sus resultados han sido probados por la ciencia.

Lejos de los beneficios que venden estas pseudoterapias, se encuentran los peligros que entraña su uso o su sustitución por tratamientos que sí están avalados por la comunidad científica. Según el ‘Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España’, publicado recientemente por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), entre 1.210 y 1.460 personas mueren al año en nuestro país a causa del uso de las pseudoterapias.

Pero dado que en España las administraciones todavía no contabilizan los casos de mortalidad por el uso de estas pseudoterapias, el informe se basa en estudios y datos en su mayoría de otros países, como Canadá o Reino Unido, que se han extrapolado de acuerdo con la tasa de incidencia de las diferentes enfermedades en España. Por ello, la APETP alerta de que los casos de muerte podrían ser mayores.

Este informe pretende, por tanto, desmontar la teoría de que estas prácticas son inocuas, es decir, no solo no producen beneficios, sino que pueden poner en peligro la salud o incluso la vida de quienes se someten a ellas. El informe describe tres vías fundamentales de daño físico producido por el uso de pseudoterapias: el abandono de terapias, la pérdida de oportunidades terapéuticas y los daños directos al paciente.

Según una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) recogida por el citado informe, “al menos un 5% de la población española reconoce haber sustituido un tratamiento real por una pseudoterapia”. Esto significa que “como mínimo, dos millones de españoles han confiado erróneamente su suerte a una pretendida terapia alternativa que, sin embargo, carece de probabilidades de éxito”.

Aumento del riesgo de muerte

Dado que esas pseudoterapias no funcionan, su uso no hace sino prolongar o empeorar la enfermedad. La pérdida de oportunidad terapéutica se da, por tanto, cuando el enfermo retrasa el tratamiento médico para probar primero con las pseudoterapias. Pero ese tiempo es vital para la cura de ciertas enfermedades como el cáncer, ya que algunos tratamientos farmacológicos solo funcionan en los primeros estadios de la enfermedad.

Por ejemplo, en el cáncer de mama, “la tasa de supervivencia a 5 años si el tumor se encuentra en etapa 0 o etapa I, es casi del 100%, pero se reduce al 22% si se encuentra en etapa IV”. Asimismo, un estudio publicado en 2018 por el ‘Journal of The National Cancer Institute’ y recogido en el informe, revela que “las mujeres con cáncer de mama que utilizan pseudoterapias aumentan su riesgo de muerte un 470%, los pacientes de cáncer colorrectal un 360% y los de cáncer de pulmón un 150%”.

El ‘Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España’ señala que entre 550 y 800 pacientes oncológicos mueren al año en España por el uso de pseudoterapias. En el estudio se recogen algunos de ellos: Albert López Ortega, jugador de balonmano, murió tras rechazar “la quimioterapia por dietas y medicina natural”; Rosa Morillo falleció “por cáncer de mama tras retrasar su tratamiento a causa de la homeopatía y seguir los consejos de un médico naturópata”; o “Mario Rodríguez, un joven de 21 años que murió tras seguir los consejos de un naturópata y dejar la quimioterapia”.

Por otra parte, los daños directos de las pseudoterapias en los pacientes causan unas 660 muertes al año y se producen por los efectos secundarios que estas provocan. La APETP recuerda que, si bien las posibilidades de “morir a causa de un tratamiento -sea real y basado en la medicina, o una pseudoterapia carente de efectividad terapéutica- existen”, la diferencia está en que la medicina científica ofrece “posibilidades de curación real”, mientras que las pseudoterapias no.

Según el informe de la APETP, estudios internacionales han demostrado que un paciente mayor de 45 años tiene mayor probabilidad de padecer un accidente cerebrovascular si ha “visitado un quiropráctico una semana antes del ataque”. El informe también recoge casos de pacientes que han sufrido problemas por el uso de la acupuntura o la homeopatía. Por ejemplo, “en 2004, en Badajoz, un hombre de 67 años murió tras el consumo de Nux vomita y Rhus toxicodendron, dos productos homeopáticos”. Otro caso: “en 2009, una mujer fue ingresada por intoxicación por queroseno tras consumir Petroleum D5, otro producto homeopático”.

Pero la Asociación recuerda que estas prácticas no solo producen daños físicos, sino que también constituyen un engaño económico para los pacientes, así como una creación de falsas esperanzas en un momento en el que se encuentran en “un estado de elevada tensión mental” provocado por su enfermedad.

Más de 70 pseudoterapias

La Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas recoge en su página web un listado con más de 70 pseudoterapias, aunque “hay muchas más”, tal y como reconoce Fernando Cervera, uno de los responsables del informe.

Quizá una de las más sorprendentes por su postulado sea la ‘bioneuroemoción’, “una terapia que se fundamenta en que las enfermedades no existen y son la respuesta biológica a un conflicto psicológico”, informa la APETP. Según sus practicantes, “la clave para sanar al enfermo es buscar la emoción inconsciente que ocasiona la enfermedad y modificarla de manera consciente”.

Llama la atención también la ‘angeloterapia’, “una pseudoterapia que se basa en la comunicación con ángeles para ofrecer una sanación”. En esta práctica, “un terapeuta sirve como mediador que entrega los mensajes de procedencia angelical al paciente”.

No pasa inadvertido el nombre de la ‘Nueva Medicina Germánica’, “una pseudomedicina que establece el origen de las enfermedades exclusivamente en conflictos internos”. Para sus seguidores, el sufrimiento de dolor es “el único método apropiado de recuperación” y si el paciente lo evita, “él es responsable por su propia muerte”. Además, esta pseudoterapia considera que “la medicina científica sería altamente dañina y destructiva para el proceso de curación”. La ‘Nueva Medicina Germánica’ está considerada por la APETP una pseudoterapia “de carácter sectario”.

Hay muchas más, como la ‘hidroterapia de colon’, que “consiste en un lavado intestinal con agua acompañada en algunos casos de hierbas y otros compuestos”; la ‘dianética’, “una pseudoterapia que afirma, según palabras de su creador [escritor de fantasía y ciencia ficción], poder tratar todas las enfermedades mentales inorgánicas y todas las enfermedades psicosomáticas orgánicas, con garantía de total curación”; o la ‘iriogenética’, que asegura ser “capaz de diagnosticar el estado de salud del individuo mediante la observación del color del iris”.

Causas de la proliferación de las pseudoterapias

Pero, ¿por qué confía la gente en este tipo de pseudoterapias? Según Cervera, la clave está en el desconocimiento y en la impunidad administrativa. “A mucha gente se las venden con unas propiedades y en unos centros o farmacias en los que no se cree que le estén engañando, pero hay unos 18.000 centros en España que no cumplen con la legalidad [en su mayoría, aquellos en los que los tratamientos no son aplicados por profesionales de la medicina]”. No obstante, el experto señala que los médicos que practican estas pseudoterapias tampoco deberían hacerlo, ya que “incumplen el código deontológico”, y lamenta que algunos colegios de médicos no actúen para “sancionar e inhabilitar” a estos profesionales.

Otra de las causas de la proliferación de pseudoterapias, especialmente de la homeopatía (“agua con azúcar”), es la cantidad de “multinacionales que hay detrás y que invierten mucho dinero, millones de euros, en marketing”, explica Fernando Cervera. Por ello, desde la APETP luchan para que, entre otras cosas, se tipifique como delito “cualquier actividad y publicidad de terapias que se presenten como curativas sin serlo”.

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