El número de aragoneses en tratamiento por consumo de cannabis crece casi un 50%

Pese al aumento de la percepción de riesgo asociada al consumo diario de cannabis, que se sitúa en torno al 87%, en la red de atención a drogodependientes de la Comunidad esta sustancia sigue siendo la droga por la que más tratamientos se han iniciado entre los jóvenes aragoneses de 14 a 20 años.

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El número de aragoneses en tratamiento por consumo de cannabis crece casi un 50%
Reuters

Las admisiones a tratamiento por consumo de cannabis en Aragón han aumentado de forma continuada en los últimos diez años, siendo esta sustancia la droga por la que más tratamientos se han iniciado entre los jóvenes de 14 a 20 años respecto al total de tratamientos de la red específica de atención a drogodependientes de la Comunidad.

Así se desprende del II Plan Autonómico sobre drogodependencia y otras conductas adictivas (2010-2016)que muestra cómo la evolución de las admisiones a tratamiento por consumo de esta sustancia en Aragón ha sido ascendente desde el año 2003 a esta parte.

Según datos facilitados por el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, el número de aragoneses en tratamiento por consumo de cannabis prácticamente se ha duplicado en diez años, pasando de 137 personas en 2005 a 362 en 2015. En los últimos cinco años, el número de personas en tratamiento por consumo de esta sustancia también ha aumentado, en concreto, un 47,8%, pasando de 245 personas en 2010 a 362 en 2015. A pesar del aumento de la percepción de riesgo asociada al consumo diario de esta sustancia, que se sitúa en torno al 87%, los expertos alertan de que el cannabis sigue siendo la droga ilegal más presente entre los jóvenes, con prevalencias de consumo de "alguna vez en la vida" muy elevadas.

A juicio del doctor Rodrigo Córdoba, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, este incremento de personas en tratamiento por consumo de cannabis responde a una tendencia clara en la sociedad actual: la "banalización" del consumo de cannabis y la "pérdida del miedo y el respeto a los problemas psiquiátricos" que a corto plazo puede generar esta droga en gente joven que empieza a consumir a diario.

"Cualquier consumo diario, sin importar la cantidad, es potencialmente problemático puesto que denota un nivel de adicción física o psíquica a esta sustancia. Hoy en día se ha exagerado mucho este tema diciendo que el cannabis no es adictivo y que tiene efectos beneficiosos en la salud cuando las indicaciones terapéuticas de esta sustancia se pueden contar con los dedos de la mano. En enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica -e incluso en algunos casos de cáncer- puede mejorar el estado general del paciente y aliviar alguna dolencia, pero en ningún caso cura a nadie", puntualiza este doctor, quien advierte de que, por el contrario, las consecuencias del consumo de esta sustancia -que en un "95% de los casos se consume mezclada con tabaco"- son "especialmente graves" cuando el consumo se produce antes de la adolescencia, y van más allá del daño respiratorio y el riesgo cancerígeno que puede aparecer a largo plazo como consecuencia de la inhalación continuada de humo. "El mayor problema del cannabis son los efectos psiquiátricos que puede acarrear a corto plazo. Se estima que el 10% de los que consumen cannabis a diario acaba teniendo un brote psicótico, y la incidencia de la esquizofrenia en la población general es del 1%", advierte Córdoba en un intento por concienciar a los jóvenes del aumento de casos problemáticos que están viendo tanto en los servicios de psiquiatría de los hospitales aragoneses como en las Unidades de Atención y Seguimiento de Adicciones (UASA) de Aragón.

Para rebatir algunas de las "falsas creencias" que a su juicio contribuyen a banalizar el consumo de esta sustancia, este especialista hace hincapié en que el poder adictivo del cannabis sería menor si se consumiera solo. Pero la realidad, según queda recogido en este informe, es que en un 95% de los casos se consume mezclado con tabaco, lo que "potencia todos los efectos negativos que per se tiene esta droga; y, en consecuencia -añade- el daño que ocasiona es mayor".

"La gente se hace adicta sin querer darse cuenta y el problema es que muchos, cuando buscan ayuda, se encuentran ya muy metidos en esa pendiente de la adicción, con problemas motivacionales, de pasotismo y riesgo de padecer brotes psicóticos o cuadros similares a la esquizofrenia que te invalidan para una vida laboral o profesional aprovechable. Muchos casos de fracaso escolar están también ligados tanto al consumo de alcohol como de cannabis", advierte Córdoba.

En la actualidad, en la capital aragonesa, hay cuatro Unidades de Atención y Seguimiento de Adicciones que se ocupan de estos casos. Una de ellas es la UASO de Cruz Roja, que según datos facilitados por esta entidad ha atendido a 40 personas adictas al cannabis como sustancia principal en el último año. La evolución desde 2013, cuando acudieron 61 personas por consumo de cannabis a recibir tratamiento a esta unidad, también ha ido en aumento en los últimos años. Así, en el 2014 atendieron a 71 personas; y en el 2015, a 83. "El incremento sobre todo se debió a que muchos jóvenes que acudían tras haber sido sancionados con una multa administrativa (principalmente por consumir en la calle), de acuerdo a la Ley Orgánica 4/2015 del 30 de marzo podían sustituir esta por un tratamiento en alguna de las UASA", explica Susana Royo, subdirectora provincial del Departamento de Intervención Social de Cruz Roja en Zaragoza, quien indica que, en la actualidad, el número de usuarios ha descendido con respecto a años anteriores debido a que las personas sancionadas con multas administrativas por consumo en la vía pública -que es la fuente principal de acceso al proyecto- solo se aplica a menores de edad.

En cualquier caso, la mayoría de los usuarios que acuden al centro suelen ser jóvenes que "no tienen percepción del riesgo hasta que no acuden a esta unidad" y se les explica en qué consiste una adicción. El 90% son hombres y el 10% restante mujeres. "En la mayoría de los casos con el trabajo realizado se ha logrado disminuir el consumo, y en otros sustituirlo por un consumo de menor riesgo, favoreciendo la deshabituación. Los jóvenes suelen acudir con los padres preocupados y les explicamos que el hecho de que tengan que estar aproximadamente seis meses en la UASA nos permite poder realizar un diagnóstico de si existe una adicción o no, y si es así, pautar un tratamiento médico, psicológico y social. A la mayoría de ellos se les da el alta terapéutica, exceptuando aquellos que consideramos que tienen una adicción y están el tiempo necesario para conseguir el alta", concluye Royo, quien insiste en la importancia de trabajar las habilidades sociales desde la infancia para "capacitar a los jóvenes de hoy en día en una toma de decisiones adecuada que no les perjudique" ni a corto plazo ni en el futuro.

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