La sanidad pública es uno de los sectores que más ha sufrido el golpe de la crisis. Desde hace cinco años, todas las comunidades autónomas y el Gobierno central han ido recortando las partidas presupuestarias en unos 9.000 millones y han ralentizado los proyectos que estaban en marcha. Entre los años 2011 y 2013 se perdieron 45.700 empleos en un sector que engloba -tanto en lo privado como en lo público- a más de 950.000 personas. Aunque es el quinto pilar de la economía española, apenas representa el 5,9% de la masa laboral del país.

Un descenso en la masa laboral que se produjo en gran medida en el sector público y sobre todo en dos de los colectivos más importantes, los médicos y los enfermeros. Según Comisiones Obreras, tres cuartas partes de los puestos de trabajo perdidos (unos 30.0000) en esos dos años corresponden a la enfermería y unos diez mil eran galenos despedidos o no renovados. Una situación, ya solventada, que provocó, según el sindicato, "una gran crisis" en los hospitales. En algunos casos los servicios se ralentizaron y se optó por el trabajo temporal para tapar las carencias de personal. "La temporalidad dura 97 meses en el Sistema Nacional de Salud (SNS) frente a los 26 meses en el sector privado», explica Fernando Puig-Samper, miembro de la Secretaría Confederal de Protección Social y Políticas Públicas de CC OO y autor del estudio 'El empleo en actividades sanitarias y su evolución durante la crisis'

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Esta situación de empleo temporal se debe a la falta de ofertas públicas de empleo; y aquellos que han entrado a trabajar al SNS durante la crisis han visto cómo su sueldo es sensiblemente inferior: los trabajadores que entraron en 2013 cobran un 13,8% menos que aquellos compañeros que fueron contratados o aprobaron una oposición (es prácticamente el mismo porcentaje en la pública que en la privada) cinco años atrás. Una carencia salarial que no se ha visto reforzada con la búsqueda de una actividad complementaria. La gran mayoría de los médicos y los enfermeros que trabajan en el SNS carecen de un segundo trabajo, destaca el informe.

Unos 28.200 trabajadores públicos tienen un segundo empleo, lo que representa el 5,9% de la plantilla del SNS (unos 566.000, según recoge el sindicato). Seis de cada diez (unos 18.500) están trabajando en un empleo secundario dentro del propio sector, como asalariados o como autónomos. De los otros diez mil se desconoce porque la muestra pequeña. Puig-Samper destaca que este número, "escaso y poco relevante", demuestra que no es cierto que los profesionales sanitarios busquen refugio y acomodo en las clínicas privadas. Un sector donde el pluriempleo se da en un 7,6% (unas 18.200 personas entre algo más de 374.000 empleos), de las cuales casi la mitad trabaja en él.

El triple que la tasa general

El estudio de Comisiones Obreras subraya que alrededor de 56.800 personas del sector sanitario español están pluriempleadas, lo que representa apenas el 6% de todo el colectivo. En comparación con el conjunto de la población ocupada en España, el porcentaje de pluriempleo en sanidad casi lo triplica (2,2% es la tasa general). La mayor parte de los profesionales que tiene dos empleos son médicos; unos 24.200, el 42,6% del total. A estos les siguen odontólogos, fisioterapeutas o logopedas, que forman parte del extraño epígrafe 'otros profesionales de la salud', con el 14,2%, y la enfermería, que ocupa el 12,6%.

Precisamente este colectivo, junto a las matronas, representa tres de cada diez puestos de trabajo en el SNS. Son casi 166.000 personas, seguidas de los médicos (unos 131.400 profesionales, un 23,2%) y auxiliares de enfermería (97.400, un 17,2%). Más lejos se sitúan los técnicos auxiliares de farmacia y emergencias (5,9%), los técnicos sanitarios de laboratorio (5,1%) o los empleados administrativos con tareas de atención al público (4,6%). Por sexos, la sanidad pública es claramente una profesión femenina. El estudio de Comisiones Obreras, basado en las últimas EPA, destaca que el 73,5% de los puestos están ocupados por mujeres, un porcentaje que alcanza su punto más alto (77,4%) entre los 45 y los 55 años y el más bajo (68,3%) entre los 35 y los 44 años.

Para el sindicato, el relevo generacional es una de las grandes preocupaciones para mantener la calidad de los servicios sanitarios. Más de 158.000 profesionales sanitarios tienen más de 55 años y unos 184.000 están en la franja de edad anterior (entre 45 y 54 años). Además, las administraciones han decidido con la crisis no prorrogar el trabajo de los profesionales hasta los 70 años, con lo que temen que haya un vacío. "La duda es si vamos a tener la capacidad de recuperar a estos profesionales", reflexiona el autor del informe, que desvela que entre 55.000 y 57.000 personas se van a jubilar en el próximo lustro al tener más de 50 años. "¿La administración está teniendo en cuenta estos datos? Es necesario realizar ya las ofertas públicas de empleo", añade Puig-Samper.

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