Aplausos
Aplausos
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La escritora descorre la cortinilla azul con sumo cuidado. Aparece la placa de cerámica que dice Biblioteca Ana Alcolea. Aplaudimos emocionados. Ana Alcolea ha venido a Arándiga a inaugurar la biblioteca que lleva su nombre. Se lleva la mano al corazón. Seguimos aplaudiendo. 

El Ayuntamiento (con Irene Marco como concejala de Cultura) y el Club de Lectura La Charradica han organizado unas jornadas literarias, ‘Letras bajo el Castillo’, que resultan un éxito total. Del salón de actos el público ha salido entusiasmado con las lecturas poéticas de Juan Leyva y Juanjo de Tierra. Mi amiga Elena y yo hemos llegado justo al final y esperamos en la calle. Tan pronto llueve como hace sol. La biblioteca reluce, recién acondicionada, preciosa.

Ana Alcolea ha venido en su propio coche y se queda un rato a disfrutar del vermú posterior. No falta de nada. Charlamos un poco y recordamos nuestra época de estudiantes de Filología en la Universidad de Zaragoza. Hay una gran animación en el salón de plenos y no es momento para las nostalgias sino para celebrar la Cultura. Me promete Ana Alcolea que más adelante vendrá a conocer esta zona poco conocida de la cara sur del Moncayo. Creo que le he contagiado un poco mi entusiasmo.

Por la tarde bajamos a la ermita. Hay un recital lírico. La soprano Pilar Marqués y la pianista Valeria Vagànova interpretan arias y canciones que suenan maravillosamente sin ninguna megafonía. Mi vecina Consola, que se sienta a mi lado, me dice que nos guarda unas habas tiernas. Una de las canciones, ‘Nella fantasia’, lleva la música de Enio Morricone para ‘La misión’. Veo alguna lágrima entre el público. Aplausos y más aplausos.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Cristina Grande en HERALDO)

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