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Cartas al director de HERALDO: Leer nos hace más sabios y más libres

Leer nos hace más sabios y más libres
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Leer nos hace más sabios y más libres

Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa". Reveladores versos de Santa Teresa que siempre me han deslumbrado. Y más, si cabe, en estos tiempos confusos. La fragilidad del alma humana amasada en nueve palabras. 

Solo una vida sentida en esencia, disfrutada pero también sufrida, puede dar a luz una reflexión de tal altura. Y al leerlos advierto que soy capaz de comprender mejor el mundo que me rodea, tanto que llego a reconocerme a mí misma en los demás. Lo sabemos: leer es vivir más. La literatura es plenitud y a la vez recogimiento, plenitud por la felicidad que nos regala y recogimiento por el ensimismamiento que nos exige. Con frecuencia corro a refugiarme en sus brazos y en ellos hallo la paz y la intimidad de las que el desasosiego diario me priva. Cada uno de nosotros, debemos reconocerlo, anhela una existencia diferente o de recambio que ayude a soportar el excesivo peso de la rutina. Y es entre los libros donde encontramos a ese otro yo que equilibra al yo que arrastramos mansamente cada día. Qué delicia siento cuando me autoexilio muy lejos y me veo paseando mientras cae la tarde por la populosa Roma de Adriano o cabalgando los silenciosos campos de Montiel, junto a Alonso Quijano y sus filosofías… Con qué alegría y placer me abandono. La literatura, además, nos ilumina llevándonos bien sujetos por los vericuetos de las palabras, hasta desentrañar la realidad con todos sus matices y perfiles. Desciframos y aprehendemos a través de las palabras y ese pleno conocimiento de la lengua nos fortalece, nos hace más sabios, más sabios y más libres, mejores. Leamos, por favor, a Santa Teresa.

Isabel Pascual Cebrián. ZARAGOZA

Algo está pasando

Jueves Santo en Zaragoza. Noche primaveral de luna llena que invita al paseo por el centro de la ciudad. Pasan las procesiones, la calle a rebosar. Parecen las 7 de la tarde en lugar de las 2 de la madrugada. Mis hijas, volviendo a casa tras salir con los amigos, a diez minutos escasos están. Noche primaveral y la calle a rebosar. Ya en camino alguien les empuja. Son tres chicas. Les insultan, les agreden y les tiran al suelo. Y la calle a rebosar. Gritan, les siguen pegando, ya en el suelo. Se levantan, se caen. Y la calle a rebosar. La gente calla, mira y graba vídeos. Aparece un chico, compinchado al parecer. También les agrede y les roba. Y gritan y se levantan y se caen. Y una de mis hijas llama a la Policía. Y vienen rápido. Y la ambulancia. Y se las llevan al hospital. Huyen los agresores. Y la calle a rebosar. Y la vida sigue. Sin más. Como si nada. Jueves Santo en Zaragoza, calle Alfonso, centro de la ciudad. Noche que invita al paseo.

Lourdes Lázaro. ZARAGOZA

‘A tu lado’, un gran musical

He asistido en Zaragoza con mi mujer, Eva, al musical de Los Secretos que lleva por título ‘A tu lado’. Cumplí el sueño, gracias a Eva, de ver a Los Secretos en directo, y el sueño hecho realidad resultó ser emotivo, romántico, emocionante, nostálgico, subliminal, maravilloso... Eva y yo lloramos, cantamos y bailamos canciones de la primera época del grupo, época que va desde sus inicios hasta la muerte de Enrique Urquijo. Canciones como ‘Déjame’, ‘Pero a tu lado’, ‘Colgado’, ‘Por el bulevar de los sueños rotos’, ‘Solo ha sido un sueño’, ‘Sobre un vidrio mojado’, ‘Frío’, ‘,Agárrate a mí María’, ‘La calle del olvido’, ‘Volver a ser un niño’, ‘Buena chica’... me llegaron al alma, a lo más hondo de mi corazón. Sí, disfruté lo máximo que se puede disfrutar, junto a Eva, el amor de mi vida. ‘A tu lado’ es un musical esplendoroso y auténtico, y cualquier amante de la buena música llevará por siempre a Los Secretos ‘a su lado’.

José Antonio Ávila López. RUBÍ (BARCELONA)

Cifras, letras y algo más

Llevo un tiempo viendo el programa ‘Cifras y Letras’ de La 2. Al principio me gustaba porque se pone énfasis en la memoria, una de las mejores destrezas en el aprendizaje. Además, parecía comprometido con la cultura, las ciencias y las letras. Sin embargo, me empecé a dar cuenta de que muchas cosas no estaban bien planteadas. Un programa cultural debe tener como objetivo que la audiencia aprenda, no sólo demostrar lo inteligente y rápido que es alguien en matemáticas y lengua. Y lo que ocurre aquí es lo mismo que ocurriría en una clase en la que el profesor sólo estuviera interesado en los alumnos que más saben y no se preocupara de lo fundamental en su trabajo: enseñar al que no sabe. Me gustaría que cuando un concursante no haya encontrado una palabra con tantas letras como su contrincante, se le permitiera decir qué palabra encontró; que no haya ganado no significa que no pueda aportar algo. No permitirle compartir su palabra da la idea de que lo importante es ganar, no participar. Además, se agradecería que los dos expertos explicaran las soluciones de forma más pausada. En la última parte del programa, ¿no sería mejor mostrar en pantalla una a una las palabras que el concursante no ha encontrado y explicarlas en detalle? Me parece también importante que se tenga cuidado con lo que se dice. En el último programa que vi, uno de los concursantes era un adolescente enormemente inteligente y rápido, que llevaba ya mucho tiempo ganando. Esta vez su contrincante era un profesor, también muy inteligente pero no tan rápido. Cuando volvió a ganar éste por enésima vez, el presentador hizo un comentario muy desafortunado: que el alumno había vencido al maestro. Tal vez sólo se quería hacer el gracioso. En una sociedad donde el oficio de maestro o profesor cada vez es más duro, ¿es necesario humillar a un profesor en la televisión pública ante de miles de espectadores?

Luis Ignacio Pérez Navarro. ZARAGOZA

El ojo del Maestre

Además de los conocidos ojos del Cura y del Fraile, hay otro más modesto en Garrapinillos, el ojo del Maestre. Está junto al Alcampo de Utebo, pero la urbanización de la zona lo perjudicó gravemente y sus valores naturales ahora mismo son escasos. De hecho ha desaparecido su rastro hasta en el nombre del camino. En el siglo XIX, el camino que separa Utebo de Zaragoza en ese lugar se llamaba ‘camino del ojo del Maestre’, nombre más singular que el muy común ‘camino de los Llanos’ que ostenta ahora, que además coincide con otro ramal del mismo, lo que da lugar a confusión. Sería interesante recuperar ese humedal y su memoria, incluso en la toponimia.

José Manuel Almarza Ramírez. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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