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Cartas al director de HERALDO: No hagamos como aquel torero vegetariano

Docenas de tanques Leopard 1 de fabricación alemana.
No hagamos como aquel torero vegetariano
YVES HERMAN

No hagamos como aquel torero vegetariano

Suena gracioso, pero había un torero que comentaba que él no les tenía miedo a los toros porque era vegetariano y los toros lo sabían. Y, aunque los mataba igualmente, los toros reconocían el motivo de que para el torero ese era su medio de vida. 

Grave error depender de semejante tontería. Mientras nuestros vecinos europeos, no de la Luna, y socios de la Unión Europea están aumentando el gasto militar e incluso alargando o reponiendo el servicio militar, en España, nuestro querido y dividido país, solo se habla de las múltiples elecciones que tenemos en pocos meses, de las mordidas de todo aquel que ha estado cerca de quien las puede dar y de asuntos que, prácticamente, solo interesan a los políticos porque les pueden costar el puesto. A nosotros nos puede pasar como a ese torero vegetariano, que teniendo una confianza desmedida y errónea en sus ideas, confió en el toro y acabó diciéndonos adiós para siempre. A nuestro Gobierno le está pasando lo mismo, el batiburrillo de partidos políticos que lo forman confían que, levantando la bandera de la paz y el amor libre, nadie nos va a tocar. Deberían pensar más en el futuro y menos en sus sillones, aunque nada más fuese porque todo el mundo se está moviendo en una dirección y nosotros en la contraria. Hay cosas que son necesarias porque siempre se ha dicho que para mantener la paz hay que estar preparado para la guerra, y no nos deberíamos equivocar y pensar como el torero vegetariano.

Adela Laborda Gavalda. ZARAGOZA

Asustarnos menos y reírnos más

No está mal, de vez en cuando, que alguien nos recuerde el poder curativo del sentido del humor, de pasar por ese filtro las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida cotidiana. Quizá nos olvidamos a menudo de él, pero el humor puede ser la varita mágica que convierta el miedo en valentía, el pesimismo en optimismo y la indiferencia en empatía. Y es que hemos venido a este mundo a aceptar al de al lado tal y como es, con lo que nos une y también con lo que nos separa, a no mirarnos tanto el ombligo, y a empezar a mirar más alto, con un sentido del humor que nos haga ser personas más empáticas, menos gruñonas y más cercanas. Nos empeñamos en complicarlo todo en la montaña rusa de la vida y todo es más sencillo de lo que creemos para hacer felices a los demás. Gracias, Goyo Jiménez, porque con tu espectáculo ‘Misery Class’ nos muestras que tenemos que asustarnos menos y reírnos más.

Conchi Ibáñez Martínez. ZARAGOZA

La alegría y el Evangelio

Frente a testimonios de personas e instituciones que han investigado a fondo los orígenes del cristianismo y a su fundador, Jesús de Nazareth, la Iglesia católica, transmisora, vía san Pedro y demás apóstoles y discípulos, del Evangelio –o Buena Noticia– y de su forzada imposición a los fieles, predicó desde el principio una versión seria, poco humana y afectuosa, de los hechos y dichos del Nazareno, en donde la risa abierta y franca y por supuesto la carcajada eran ofensas a Dios. El conocido investigador del fenómeno ovni Juan José Benítez, en sus libros del ‘Caballo de Troya’, da una versión de un Maestro divertido, sonriente y hasta bromista, que disfrutaba de la vida, salvo en su final de sangre y tormento cuando murió en una cruz. Pero su probable resurrección le devolvió alegría y esperanza en una vida sin fin, sin llanto ni dolor, para Él y sus seguidores. Si la vida es más fuerte que la muerte, debe ser una continua fiesta de celebración, el espíritu debe dirigir al cuerpo físico, no al revés, ya que sólo muere la carne, el alma es inmortal. Invito a los cristianos a celebrar sus liturgias y fiestas sin límites ni represiones, expresando todo lo que llevan dentro. La verdadera alegría es la cosa más seria que existe. Y el agradecimiento, la mejor respuesta a todo lo recibido. ¡Gracias, vida!

Miguel Bretón Vallejo. ZARAGOZA

Seamos justos con el chocolate

El chocolate, ese dulce tan apreciado y amargo en la realidad de su cultivo. El proceso desde la recolección de sus frutos, su desgranado de semillas y triturado, junto con sus sonidos, su tacto, su visión de color y su aroma... es lo que lo hace especial; sobre todo, su natural proceso lo hace único y justo. Por eso, antes de comprar una tableta de chocolate o unos bombones, comprometámonos con la justicia y pensemos quiénes lo han recolectado y cuánto les han pagado. Muchas veces no sabemos lo que nos llevamos a la boca; si es bueno, malo, por quién está cultivado y procesado, el tanto por ciento que lleva de cacao... Aún nos falta mucho por descubrir sobre tan deseado y delicioso dulce amargo. Seamos conscientes de lo que consumimos, por su composición y por las personas que lo manejan. Seamos justos con el comercio justo. Existen alternativas al chocolate industrial. No seamos cómplices ni contribuyamos a la explotación de niños y personas en los continentes africano y suramericano. Merecen un salario justo. Pensemos si fuéramos nosotros o nuestros hijos los esclavizados en ese trabajo. Hagamos del chocolate un dulce de verdad en nuestras mesas en cada celebración. Nuestra conciencia estará tranquila y descansará.

Nuria Marruedo López. ZARAGOZA

La belleza de lo sencillo

Cuanto más complicado, tecnológico y digital es este mundo más anhelo las cosas simples y sencillas. Con la edad algunas personas llegamos a comprender y amar el encanto de lo simple. La observación del juego de unos niños de tres años, el tierno beso de unos adolescentes enamorados, la dulzura de dos ancianos cogidos de la mano ayudándose mutuamente en un paseo, el espectáculo natural de una hermosa luna llena flotando en el firmamento, una puesta de sol púrpura en un plácido mediterráneo. En fin, cosas simples, bellas, únicas, que hacen que la complicada vida actual sea digna de ser vivida. En muchas ocasiones lo más complejo no es lo más hermoso. Ojalá todos tengamos siempre el alma pura y limpia que nos ayude a valorar en su justa medida la belleza de lo sencillo.

Miki Romanos Mur. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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