A vueltas con los himnos

Aficionados del FC Barcelona
Aficionados del FC Barcelona
EFE

Todos los años por estas fechas se celebra la final futbolera de la Copa del Rey, que últimamente suelen disputarla casi siempre un equipo vasco (el Athletic de Bilbao) o un equipo catalán (el Barcelona). Ambos clubes son, precisamente, los que han ganado más títulos en toda la historia de la Copa de España. 

Y también, precisamente, representan a las dos comunidades autónomas (o regiones, dicho sea en lenguaje antiguo, pero más campechano) con tendencias separatistas, y cuyos hinchas no son capaces de escuchar el himno nacional español. Aunque solo sea por respeto a un cántico que representa a la mayoría de los habitantes de ambas tierras. Es una cuestión de protocolo que, ahora que estamos con la igualdad, debería hacerse extensiva a toda la población, pues no deja de ser un momento solemne.

Pues bien. Como queda muy feo que no se escuche el himno nacional de todos, ocasiones ha habido en las que se ha bajado televisivamente el volumen de las pitadas de bastantes elementos del graderío. Este año, parece que se han dejado las pitadas habituales, porque bastaban los sonidos del himno del Athletic (no sé si del Real Mallorca también) para ocultar el efecto de los decibelios de la Marcha Real. Vamos, que se estableció una especie de combate entre ambos himnos, que resultó sonrojante. En fin, cosas que solo se ven en España.

Todas las naciones tienen sus regiones fronterizas algo o muy díscolas, pero no se ha llegado a tanto. En tiempos del presidente francés Nicolás Sarkozy, se ordenó parar el espectáculo si se silbaba contra ‘La marsellesa’, ese pacífista himno de cabezas sangrantes y así.

Una pena. Fíjense que con el Real Madrid, que gana ligas y ‘champions’ a tutiplén, no habría problemas, pero el club blanco no suele disputar tanto la final de la Copa de España, que parece reservada últimamente a los clubes de regiones problemáticas. Tampoco los habría con otros equipos de España. Mala suerte.

No quiero ni pensar lo que pasaría si el Real Zaragoza, ganador de seis títulos coperos, llegase, muchos años después, a otra final de copa. Sería realmente una gozada de sueño, que hoy nos parece inalcanzable. Sería hasta posible que se cantase el himno fáctico de Aragón –el ya fuera de su tiempo ‘Himno a la libertad’ de José Antonio Labordeta– en lugar del oficial. El precioso pero desconocido de Antón García Abril, del que no es fácil comprender cómo no se ha divulgado más, pues resulta asimismo bien pegadizo. ¿O sí se puede comprender?

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis Mateos en HERALDO)

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