Por
  • Manolo Garrido

Moviola de Barbastro en Madrid

Moviola de Barbastro en Madrid
Moviola de Barbastro en Madrid
Heraldo

Los encuentros de barbastrenses en Madrid siguen celebrándose y creciendo, que no es poco. En el último, celebrado el 3 de abril, se vivió un nuevo récord, con unos 90 asistentes, en un nuevo local, con más espacio y un formato más informal que facilitaba los saludos y el diálogo. 

De nuevo la creatividad de David Lafuente y la colaboración entusiasta de muchos permitió nuevos atractivos, como un pañuelo con el escudo de Barbastro bordado, la degustación de caldos del Somontano y el sorteo de las bufandas de la U. D. Barbastro. Sin dejar de destacar la actuación de Pilar Jurado, como en otras ocasiones lo fueron las de los hermanos Moreno Gistaín o el propio Antonio Latorre.

Cómo se notan en estos encuentros las ganas de charrar y de compartir, por encima de notas y mensajes de voz, que tanto empobrecen o empeoran la riqueza del directo. El cara a cara se valora cada vez más, lo mismo que no tener prisa para una larga sobremesa. Se nota la necesidad de verse y de compartir tantos recuerdos. La ventaja es que se trata de encuentros intergeneracionales en los que las diferencias de edad, dedicación, formación dejan paso a lo común que se comparte. Y esto me parece muy importante: juntarse para rememorar, poner caras (desvirtualizar, se dice ahora), relacionar apellidos y caras, recuperar vivencias inolvidables. Coincidir en Madrid supone una moviola entrañable para revivir sin nostalgia, para pasear por calles y lugares, tal como hace la protagonista de ‘La vida de Ángela’, la novela de Sol Otto.

Reunirse en Madrid se ha convertido ya en una entrañable tradición para un buen número de barbastrenses que viven fuera de su ciudad natal

Están los pioneros de estos encuentros, con José Antonio Escudero o Luis Cosculluela, María Antonia Durán y Encarna Samitier. Qué tiempos cuando Nacho Bernard nos traía varios ejemplares de tomate rosa. Otros como Ildefonso G. Serena, que se viene de propio desde Barcelona. O Paco Vera, que agenda un hueco en sus viajes desde Brasil. Fuerzas de la naturaleza como Aida Ribalta, Antonio Latorre o Inés Plana, Henriette Plana –que vino desde Pamplona–, con sus hijas Beatriz y Ana Ariño, que están en Madrid, enamoradas del Valle de Lierp. También repiten Manuel Vilas, Jesús Mora, Manolo Ollé, Elena Buil o Pilar Cancer.

Son momentos para intercambiar experiencias, compartir proyectos y pedir ayuda, como planteó en su saludo el obispo Ángel Pérez, al destacar la necesidad de actuar en la conservación de la catedral de Barbastro. Creo que hay muchas ganas, mucho talento y experiencia entre los reunidos para colaborar y echar una mano en ese proyecto y en otros que se puedan plantear. Pienso que los asistentes tienen ganas de sentirse invitados a trabajar desde su sitio por el bien de Barbastro y del Alto Aragón, estimulados y acompañados por las instituciones.

El trabajo de descubrir nuevos barbastrenses es constante por parte de David, siempre con el radar para incorporarlos. Y van apareciendo, con la pena para algunos de la imposibilidad de asistir por motivos profesionales. Hay claramente un orgullo de compartir las mismas raíces, de recordar el Barbastro que vivió cada uno y al que volver en cuanto se puede.

Manuel Garrido es periodista y fue director de ‘El Cruzado Aragonés’ de Barbastro

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión