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Cartas al director de HERALDO: Cuando la Administración no escucha

El Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros
El Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros
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Cuando la Administración no escucha

Mi queja va dirigida a denunciar una situación con un ejemplo de un asunto concreto, me explico: Hace años, concretamente en el 2019, me percaté de que había una señal horizontal en el suelo mal puesta, que no correspondía con lo que debía de señalizar. 

En ese mismo momento me acerqué a poner esta circunstancia en conocimiento de la autoridad competente. En Tráfico (Guardia Civil) me certificaron que esa señal estaba mal puesta pero dijeron que ellos no tenían jurisdicción en el casco urbano, que me debía dirigir en este caso a la Policía Local de Ejea de los Caballeros. Y así lo hice, poniéndolo por escrito en un mensaje de correo electrónico. En el año 2020, sin haber recibido respuesta de la Policía Local y con la señal en el mismo sitio, me dirigí al Ayuntamiento de Ejea en un ‘buzón del ciudadano’ que ese mismo año había puesto a disposición del ciudadano para denuncias y sugerencias. En 2021, 2022 y 2023 me volví a dirigir a las autoridades con sendos correos electrónicos al Ayuntamiento y a la Policía Local con la notificación de la señal, sin recibir ninguna respuesta. A día de hoy, varios correos y cuatro años más tarde, esa señal sigue en el mismo sitio. Y yo me pregunto, ¿dónde van a parar todos esos emails que yo he mandado para poner en conocimiento la incidencia?, ¿cómo se debe dirigir un ciudadano de a pie a las autoridades competentes en un asunto como este? Solo espero que hacer público este asunto sirva para responder alguna de esas preguntas.

Oscar Espés Martínez. EJEA DE LOS CABALLEROS

La afortunada diversidad de la música hispana

Somos los hispanos de ambos hemisferios unos afortunados por disfrutar, consciente o inconscientemente, de una riqueza, una diversidad cultural que nos hace únicos, incomparables. No solamente ahora con las nuevas comunicaciones y facilidad de viajar, ya nuestros padres bailaron los boleros de Antonio Machín. En el disfrute de la literatura la ventaja es relativa, no quiero despreciar el buen trabajo de los traductores, aunque el conocer la mentalidad, el mundo de los autores proporciona una profundidad vedada a los extraños. Pero es en la música, en su diversidad a lo largo de todo un continente, donde desde el mestizaje con las diferentes culturas autóctonas dio una diversidad dentro de una unidad idiomática única. Méjico con sus corridos y guapangos, Cuba con sus guarachas, rumbas y sobre todo su sones ha puesto a bailar a todo el mundo, Venezuela con su música llanera, Colombia con su cumbia y ballenato, todos los países andinos los sobrevuela el cóndor, aunque no es solamente quena y charango, Perú tiene también su música afroperuana con Susana Baca y otros, Chile con la familia Parra dando ‘Gracias a la vida’, las arpas del Paraguay con sus armónicas melodías y finalmente Argentina, con su folclore gaucho, las chacareras, con Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui y Jorge Cafrune... No hay idioma, cultura que ofrezca esa diversidad. Me siento muy afortunado.

José Andrés Lop Moliner. ALCAÑIZ

Vidas (ligeramente) paralelas

Cuando uno se hace mayor descubre realidades de las que antes no tenía conciencia. Una de ellas, de las menos gratas, es que van desapareciendo sus coetáneos y se hace difícil encontrar interlocutores que compartan vivencias del pasado. Digo esto a propósito de la gran alegría que me produjo leer en HERALDO la entrevista con Eduardo Martínez de Pisón, un contemporáneo a quien admiro. Titulo mi carta con un paréntesis para dejar sentado que, aun habiendo muchas conexiones, mi categoría científica está muy por debajo de la suya. Pero muchas veces nuestros caminos se entrecruzan. Yo nací y viví de niña en Soria, a donde fue a parar la familia de Eduardo, con el que pude haberme encontrado en una ciudad tan pequeña, elegida por los gobernantes para castigar a los funcionarios ‘de ideas’. Como él, estuve becada para residir en un colegio mayor. De sus días en Alhama surge Amalio Guajardo, un buen amigo con el que hemos compartido tantos viajes. Hablando de compañeros sale Helio Carpintero, un soriano al que conozco mucho, como conocí a la familia Marías. Si hace referencia a sus maestros surge don Manuel de Terán, el gran geógrafo. No tuve la suerte de ser alumna suya pero estudié sus textos. Preside la gran entrevista una foto de Eduardo tomada en casa de su hermana, mi querida Encarnita. Y por si algo faltaba, el gran sabio nos cuenta que, como yo, acaba de perder hace poco a su compañera de vida y fuente de su mayor felicidad. Pues sí, mi marido y yo hemos venerado las montañas, recorrido el Pirineo con hojas del 1/50.000, hemos escapado a los Alpes, a los Dolomitas, hasta a los Andes. En nuestra biblioteca figuran numerosas obras de Martínez de Pisón. Con todo esto se puede comprender el rato de felicidad que experimenté leyendo la entrevista. ¡Conocía a todos cuantos se nombraba y había vivido muchos de los momentos a los que se aludía! Esto ahora no suele ocurrirme. Gracias.

Ana María García Terrel. ZARAGOZA

Un bocadillo en el cine

En uno de los cines del centro de la ciudad en los años sesenta proyectaban ‘Esplendor en la hierba’, película de amor, llena de pasión y subida de tono para la época. Los ojos se nos ponían como platos al ver esa película, pues no estábamos acostumbrados a ese tipo de cine. Mi amiga y yo éramos adolescentes. Sacamos entradas para la segunda sesión de la tarde. Decidimos comprarnos antes unos bocadillos de calamares en Los Espumosos, bar ya muy famoso entonces. El bocata medía palmo y medio de largo, lleno de calamares, con una salsa al gusto. La sala estaba llena de parejas. En los primeros minutos de la proyección empezamos a comer el bocata. El olor de los calamares fritos se extendió por la sala. Los espectadores de alrededor protestaron por el olor y el ruido del envoltorio de papel. El bocadillo estaba riquísimo y lo comíamos con afán sin importarnos las protestas. Las parejas, entre besos calientes y arrumacos, no se inmutaban. Las escenas de la película, que miraban de reojo, les excitaban. Nuestra excitación era distinta, centrada en los intensos bocados que le arreábamos al bocadillo de calamares. Salimos del cine entusiasmadas, qué película y qué bocadillo de calamares, inolvidable.

Pilar Valero Capilla. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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