Será casualidad, no me cabe duda, pero estos días he escuchado un buen montón de veces un antiguo dicho que tenía oído a mi abuela pero ya consideraba casi desterrado. "Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas". 

Según la RAE se trata de un refrán "en claro desuso" y, según expertos lingüistas, es una de las muchas variantes que existen, pues también se puede hallar al maligno espantando en lugar de matar (para alegría de los entomólogos) o, también, cogiendo la escoba y poniéndose a barrer frenéticamente.

El caso es que he escuchado la frasecita, al menos, tres veces en las últimas semanas. Una, a costa del nuevo disco de Beyoncé, que se entrega al ‘country’ sin ser ella nada de eso... ¿Puedo imaginar al demonio bailando el ‘Single Ladies’? Obvio, es fácil.

Otra vez apareció la cita con los supuestos tejemanejes de Luis Rubiales. No sé yo si presuntas malversaciones se hacen como si tal cosa, por holgazanería, por aburrimiento... Nunca se me ha dado el caso, pero tampoco me resulta difícil imaginar un rostro demoniaco sobrepuesto al del expresidente de la Federación de Fútbol.

Y la última vez que escuché aquello de "Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas" fue relacionado con uno de los muchos concursos de cocina, en el que personajes con servicio doméstico y que no han pelado una patata en la vida, de pronto, ganan el premio gracias a una sofisticadísima receta. Aquí no sé muy bien por dónde asoma el diablo, quizá lo haga por los chistecillos cutres del jurado, pero pienso que esta tozuda realidad podría servir para actualizar el refrán: "Cuando el diablo no tiene qué hacer, participa en un ‘talent show’".

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