Redactor jefe de Organización y Cierre de HERALDO DE ARAGÓN

Monrepós hace amigos

Una nueva tormenta de granizo corta el tráfico en el Monrepós, en la A-23.
Una nueva tormenta de granizo corta el tráfico en el Monrepós, en la A-23.
H. A.

El de la carretera de Monrepós parece uno de esos casos de ingeniería perversa. Costó casi treinta años culminar esta obra descomunal que para adaptarse a la abrupta sierra entreteje una complicada red compuesta por ocho túneles, una veintena de espectaculares viaductos, aleros de protección, amplias curvas peraltadas... 

La activa orografía del Prepirineo, que se suele manifestar en este macizo en forma de desprendimientos de ladera y hundimientos de calzada, provocó una sucesión de retrasos durante la ejecución de la infraestructura y actualmente mantiene en vilo al centro de control que vigila y gestiona el mantenimiento de la vía.

Sin embargo, esta espectacular y carísima obra civil diseñada para crear un acceso rápido y seguro al Pirineo apenas reduce en 83 metros la cota máxima para ahorrar 15 minutos en el trayecto entre Nueno y Lanave. De los 1.348 metros a los que llegaba la vieja carretera en la Manzanera se ha pasado a los 1.265 del punto más elevado de la actual autovía, que se encuentra en los carriles que discurren por el alto del puerto en dirección a Huesca. Como el trazado hasta Sabiñánigo sigue incompleto casi medio siglo después de iniciarse las primeras actuaciones, las retenciones en los embudos son recurrentes a la vuelta de vacaciones, festivos y fines de semana. También se sigue colapsando por la nieve en invierno y como ha ocurrido estos días no se salva ni de una granizada primaveral.

Las decenas de afectados en estos últimos episodios, algunos con el susto en el cuerpo tras varios golpes de chapa leves, dispusieron no obstante de amplias y modernas plataformas de hormigón en calzadas separadas para estacionar con seguridad y entablar relaciones. Me consta que algunos intercambiaron los wasaps. "Una de las obras de ingeniería más importantes de España", según han considerado reiteradamente sus responsables, puso a prueba en tan adversas circunstancias las apretadas vejigas de los viajeros en plena retención, valga la redundancia. Y se sucedieron imaginativas fórmulas, paraguas en comandita incluido, para proteger la intimidad mientras se evacua al aire libre a mil metros de altitud.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mariano Gállego en HERALDO)

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