Llegaron las lluvias... pero en un momento inoportuno

Semana Santa de Zaragoza 2024: Viacrucis de las Siete Palabras
Llegaron las lluvias... pero en un momento inoportuno
Guillermo Mestre

Treinta y dos litros de agua por cada metro cuadrado cayeron el pasado lunes en Zaragoza, medidos concretamente en la estación meteorológica de Valdespartera. Si cada semana del año tuviéramos un día así, Zaragoza y alrededores serían verdes como Irlanda. 

Esto ya no sería Zaragoza, claro. El caso es que las lluvias del lunes y las que se esperan, me temo, para el resto de esta semana, unidas a las registradas durante el pasado invierno, vienen a certificar el final de la sequía para la mayor parte de la cuenca del Ebro. Un alivio, por ese lado. Aunque no hay que tirar cohetes, porque hay zonas de la cuenca donde la escasez de lluvias se sigue notando. Y porque, aunque un buen número de los embalses aragoneses llevan varias semanas hasta los topes, sin embargo allá arriba, en Cantabria, el embalse del Ebro sigue a un magro 39% de su capacidad, cuando por estas fechas la media de los últimos diez años es del 75%. Y ese no es un pantano cualquiera, sino una pieza fundamental para regular el caudal de este río que los aragoneses compartimos con muchos otros españoles. Tampoco hay que olvidar que otras cuencas de nuestro país siguen pasando serias dificultades para asegurar todos los abastecimientos.

Vinieron pues las lluvias, pero lo malo ha sido que han llegado en un momento inoportuno, cuando con la celebración de la Semana Santa los pasos deberían recorrer las calles acompañados de la multitud. El lunes tuvieron que suspenderse casi todas las procesiones y hay peligro para los próximos días. No solo se ve perturbada una conmemoración religiosa popular y tradicional, también se alteran inevitablemente las expectativas del sector turístico. Pero sobre todo, la lluvia frustra el esfuerzo y la devota ilusión de los miles de cofrades que se han preparado intensamente para estos días. El cielo, ya se sabe, va a su aire y no podemos programarlo a nuestro gusto, pero a ver si da una tregua.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Víctor Orcástegui en HERALDO)

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