El Sr. Miedo es de color azulado, con irisaciones grisáceas. Su enorme cuerpo llena la sala de espera del hospital. El Sr. Miedo tiene un espiráculo en la cabeza, que genera una nube de aire enrarecido. La boca del Sr. Miedo escupe lamentos e inseguridades. 

Sus ojos, redondos como la cabeza de un alfiler, perforan el alma. El Sr. Miedo irrumpe en la vida de quienes acuden al servicio de oncología radioterápica del Miguel Servet. Ahí está, bien visible, colgado en una pared de este hospital desde el año 2020. A veces, algún enfermo se sienta justamente debajo del dibujo del Sr. Miedo y este, con las fauces bien abiertas, se dispone a fagocitarle.

La fundación Cultura en Vena quiere humanizar la experiencia hospitalaria a través del arte. A su amparo, Gemma Palacio ha retratado al Sr. Miedo. La ilustradora le ha abierto la puerta del hospital y le ha ofrecido una humeante taza de té. A primera vista, parece que el Sr. Miedo, vociferante y fanfarrón, consigue avasallar a los pacientes oncológicos. Mientras paladea su infusión, los monólogos distópicos del Sr. Miedo flotan en el aire, intentando aprisionar a quienes esperan su turno médico. Sin embargo, lo que no sabe el Sr. Miedo es que el té de la artista contiene el antídoto que va a neutralizarle: la sonrisa de un enfermero, un saludo esperanzado entre desconocidos, la gentileza de cederle el asiento a un recién llegado, una médico que llama a un paciente por su nombre de pila… El Sr. Miedo sigue colgado en la pared del hospital, pero todos estos gestos humanos lo van empequeñeciendo, hasta hacerle casi imperceptible.

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Katia Fach Gómez es profesora de la Universidad de Zaragoza